Diócesis de Temuco

El papa Francisco invita a dar siempre testimonio del Evangelio de la Vida

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El santo padre ha presidido la eucarístía de la Jornada Evangelium Vitae

El santo padre ha presidido la eucarístía de la Jornada Evangelium Vitae

 

[dropcap]H[/dropcap]oy en la plaza de San Pedro miles de fieles de todas las partes del mundo se han reunido para celebrar la santa misa con el santo padre por la Jornada  Evangelium Vitae. Una iniciativa organizada por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, en la que han participado varios miles de personas pertenecientes a movimientos, asociaciones, y todo tipo de instituciones que trabajan en defensa de la vida, procedentes de Estados Unidos, Italia, Japón, Gran Bretaña, Alemania, España, Bélgica, Australia, Argentina, Rumania y Hungría, entre otros.

El papa Francisco llegó a la plaza montado en el jeep y pasó por vía de la Conciliación saludando a los presentes. Entre ellos se encontraba un gran número de moteros apasionados de las Harley-Davidson, convocados en Roma con motivo del aniversario del 110 aniversario de la mítica compañía norteamericana.

El santo padre ha comenzado destacando lo bello del nombre de la celebración del día de hoy “Evangelio de la Vida” y ha manifestado su deseo de dar gracias al Señor “por el don de la vida en todas sus diversas manifestaciones y queremos al mismo tiempo anunciar el Evangelio de la Vida”.

Francisco ha realizado su homilía en base a tres puntos de meditación para la fe: “la Biblia nos revela al Dios vivo, al Dios que es Vida y fuente de la vida, Jesucristo da vida, y el Espíritu Santo nos mantiene en la vida y seguir el camino de Dios lleva a la vida, mientras que seguir a los ídolos conduce a la muerte”.

Con respecto al primer punto y haciendo mención a la primera lectura el santo padre ha dicho que “cuando el hombre quiere afirmarse a sí mismo, encerrándose en su propio egoísmo y poniéndose en el puesto de Dios, acaba sembrando la muerte” y preguntando cuál es la imagen que tenemos de Dios ha añadido que “tal vez nos parece un juez severo, como alguien que limita nuestra libertad de vivir. Pero toda la Escritura nos recuerda que Dios es el Viviente, el que da la vida y que indica la senda de la vida plena”. Francisco ha recordado que Dios es la fuente de la vida y su aliento es lo que sostiene el camino de su existencia terrena. Además ha subrayado que los diez mandamiento son una vía que Dios nos indicia para una vida verdaderamente libre, no son un himno al “no” sino más bien un himno al “sí” a Dios, al Amor, a la Vida.

En el segundo punto de su reflexión, el obispo de Roma ha hecho mención al pasaje evangélico de hoy (Jesús encuentra a una mujer pecadora durante una comida en casa de un fariseo) que “nos hace dar un paso más”. Jesús – ha explicado el papa – es la encarnación del Dios vivo, el que trae la vida, ante tantas obras de muerte, ante el pecado, el egoísmo, el cerrarse en sí mismos. Jesús acoge, ama, levanta, anima, perdona y da nuevamente la fuerza para caminar, devuelve la vida. Sobre la mujer del pasaje evangélico, el papa Francisco ha recordado que “se siente comprendida, amada, y responde con un gesto de amor, se deja tocar por la misericordia de Dios y obtiene el perdón, comienza una vida nueva”. Dios el Viviente es misericordioso, ha afirmado, invitando a los fieles en la plaza a decirlo en voz alta y todos juntos: ¡Dios el Viviente es misericordioso!

También ha recordado el papa que es el Espíritu Santo el que “nos introduce en la vida divina como verdaderos hijos de Dios, como hijos en el Hijo unigénito, Jesucristo”. El cristiano, ha señalado, “es una persona que piensa y actúa en la vida cotidiana según Dios, una persona que deja que su vida sea animada, alimentada por el Espíritu Santo”.

Al pasar al tercer punto de la homilía ha reflexionado sobre las veces en las que el hombre no elige la vida, no acoge el “Evangelio de la vida”, “sino que se deja guiar por ideologías y lógicas que ponen obstáculos a la vida, que no la respetan, porque vienen dictadas por el egoísmo, el propio interés, el lucro, el poder, el placer, y no están dictadas por el amor, por la búsqueda del bien del otro”. El resultado de esto, ha explicado el papa “es que el Dios vivo es sustituido por ídolos humanos y pasajeros, que ofrecen un embriagador momento de libertad, pero que al final son portadores de nuevas formas de esclavitud y de muerte”.

Para finalizar, el papa ha animado a decir sí al amor y no al egoísmo, decir sí a la vida y no a la muerte, sí a la libertad y no a la esclavitud de tanto ídolos de nuestro tiempo; en una palabra “decir sí a Dios, que es amor, vida y libertad, y nunca defrauda”. “Sólo la fe en el Dios vivo nos salva” y “esta fe nos hace libres y felices” ha recordado.

Al concluir la eucaristía, se ha rezado el Ángelus, en el que el papa ha pedido confiar a la Virgen cada vida, “especialmente la más frágil, indefensa y amenazada a su protección materna”.