Diócesis de Temuco

Monseñor Héctor Vargas “… Quisiéramos ver una Araucanía también llena de gracia”

En Fiesta de la Inmaculada Concepción

Monseñor Héctor Vargas “… quisiéramos ver una Araucanía también llena de gracia”

Como todos los años, miles de fieles llegaron hasta los pies del Cerro Ñielol, en la Gruta Nuestra Señora de Lourdes, para la culminación del Mes de María en la fiesta de la Inmaculada Concepción.

Fue así que las parroquias junto a sus Comunidades Eclesiales de Base de los decanatos de Temuco Norte y Sur, iniciaron sus procesiones muy temprano dado que por segundo año consecutivo la Santa Eucaristía se celebró a las 11 horas.

El obispo de la Diócesis San José de Temuco, monseñor Héctor Vargas Bastidas, llegó junto a la comunidad de El Sagrario para presidir la Santa Misa, donde en su homilía manifestó “En este 8 de diciembre, hemos contemplado la belleza de María Inmaculada. El Evangelio, que narra el episodio de la Anunciación, nos ayuda a comprender lo que celebramos, sobre todo a través del saludo del ángel. Se dirige a María con un palabra llena de gracia, y así revela el nuevo nombre que Dios le ha dado. También la llamamos así, en cada Ave María”.

Continuó sus palabras, señalando “ ¿Qué significa llena de gracia ?.  Que María está llena de la presencia de Dios. Y si está completamente habitada por Dios, no hay lugar en ella para el pecado. Es una cosa extraordinaria, porque todo en el mundo, desafortunadamente, está contaminado por el mal. Cada uno de nosotros, mirando hacia adentro, ve lados oscuros. Incluso los santos más grandes eran pecadores y todas las realidades, incluso las más hermosas, se ven afectadas por el mal: todas excepto María. Ella es el único oasis verde de la humanidad, el único ser no contaminado, creado inmaculado para dar la bienvenida con su sí a Dios, que por medio de ella vino al mundo y comenzó una nueva historia”.

“De hecho, afirma el Papa Francisco, siempre la reconocemos como joven, porque es el pecado el que hace envejecer, porque esclerotiza el corazón. Lo cierra, lo hace inerte, lo desvanece. Pero quién está lleno de gracia está vacío de pecado. Entonces siempre es joven, es más joven que el pecado, es “el más joven de la humanidad”, agregó.

“En este tiempo litúrgico del Adviento, en que todas las comunidades cristianas se preparan con enorme esperanza al nacimiento del Salvador, cómo quisiéramos ver una Araucanía también  llena de gracia, con un corazón limpio y trasparente, plenamente  disponible a la paz, al reencuentro y la reconciliación, la justicia y la verdad. No ayudan corazones violentos que anidan rencor, odio, y venganza. O corazones que a cualquier precio,  guardan doble o triple intenciones personales, grupales o sectoriales  en los juegos del poder, en  las intolerancias  ideológicas,  en las estrategias políticas,  en  cuestionados manejos financieros”, puntualizó el obispo de Temuco, en sus palabras dirigidas a los miles de fieles congregados.

“En  cada uno de estos ámbitos, lamentablemente no han faltado ejemplos de corrupción y ganancia económica. Pareciera ser que antes de cualquier solución a la crisis regional, ésta, debe pasar primero por una suerte de  cedazo de los mencionados intereses.  Así cualquier iniciativa objetivamente  buena y justa, desde la instancia que sea,   arriesga naufragar en esta maraña de intereses.  ¿Qué lugar ocupa entonces la enorme urgencia del bien común del millón de personas que viven aquí, y la suerte del pueblo mapuche?”.

Concluyó diciendo “Hoy miramos con alegría a la llena de gracia. Pidámosle que nos ayude a mantenernos jóvenes, diciendo No al pecado, fuente de todo mal y de las tragedias humanas,  y vivir una vida hermosa, diciendo Sí a Dios, trabajando incansablemente en su plan de salvación de todo el género humano, y por una sociedad regional que ante  los graves desafíos que enfrenta, tenga como gran objetivo el bien común de todas sus gentes, particularmente de aquellos que a causa de variados sufrimientos, pobrezas, maltrato, postergaciones y falta de oportunidades, más lo requieren. El Señor que viene en Navidad, para encarnarse en medio nuestro, asumiendo nuestra frágil condición humana, nos haga valientes testigos de su Evangelio en el mundo que nos toca vivir”.