Ante el actual escenario social, en el que día a día se masifican hechos de violencia, tanto en nuestra región de La Araucanía como a nivel nacional, queremos expresar nuestro profundo rechazo, dolor e indignación, más aún ante la profanación del Templo de la Gratitud Nacional de la Comunidad Salesiana en Santiago y la destrucción de la imagen de Jesús Crucificado.
Como Vicaría de la Juventud no nos deja ajenos el dolor de las hermanas y hermanos que ven agraviado el espacio en el que se rinde culto al Dios de la Vida. Sobre todo, nos inquieta e impresiona el actuar de personas que con estos hechos transforman un lugar de paz y oración, en un lugar de conflictos violentos, de odio nocivo y de sangrienta atrocidad.
Esto nos urge a estar atentos frente a cualquier tipo de fundamentalismo del tipo que fuere. Debemos combatir con amor la violencia perpetrada bajo el nombre de una ideología y, al mismo tiempo, proteger la libertad de las religiones, de las ideas, de las personas. Sin embargo, esto requiere un delicado equilibrio en el que tenemos que trabajar.
Nuestra respuesta ante estos hechos de violencia es de esperanza, de reconciliación y de paz. Es menester generar espacios de diálogo y encuentro para dar solución a las demandas legítimas de una educación de calidad que ofrezca oportunidades a todos los jóvenes, especialmente los más vulnerables. Renovamos nuestro compromiso con la educación y los jóvenes, que son parte activa en la realidad de la Vicaría de la Juventud. No obstante lo anterior, debemos recordar que no hay paz sin justicia, y no hay justicia sin perdón. Es por ello que en el Año Jubilar de la Misericordia, hacemos un llamado a toda la sociedad a que abra sus corazones al perdón, cimentando sobre él una paz duradera fundada en la fraternidad y el respeto a todas las realidades que proceden del corazón del hombre.
Hacemos humildemente también, un llamado a que todos aquellos que perpetran hechos como el ocurrido día atrás abran su corazón hacia el respeto mutuo. Hay muchos ciudadanos cristianos, creyentes en la Buena Nueva de Nuestro Señor Jesucristo que viven su Fe día a día. Ellos también merecen un espacio en la sociedad.
Junto con lo anterior, ofrecemos nuestras manos y profunda oración para crear lazos que nos lleven al entendimiento y a construir una sociedad en donde los hombres podamos ejercer nuestro derecho de vivir en paz, una paz que procede del amor a Dios, y del amor de Dios para con sus hijos.
Finalizamos esperanzados, con las palabras de San Juan Pablo II: “El misterio de la Cruz y de la Resurrección nos asegura, que el odio, la violencia, la sangre, la muerte no tienen la última palabra en las vivencias humanas. La victoria definitiva es de Cristo y tenemos que volver a empezar desde Él, si queremos construir para todos un futuro de paz, justicia y solidaridad auténticas.”
CONSEJO PASTORAL VICARÍA DE LA JUVENTUD
DIÓCESIS “SAN JOSÉ” DE TEMUCO
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Temuco, 14 de junio de 2016