El sábado 20 de enero, como ya es una tradición, desde muy temprano abrió sus puertas el Santuario del mártir San Sebastián, lugar de oración más grande de la Diócesis San José de Temuco.
Fueron miles de peregrinos que llegaron de distintos lugares a “pagar una manda” o agradecer al “Santo milagroso por el favor concedido”, además, a la celebración de las misas que durante toda la jornada se efectuaron en la Parroquia Nuestra Señora de los Dolores.
Al respecto, monseñor Héctor Vargas Bastidas, acompañó a los fieles y resaltó las virtudes y fidelidad de este querido y popular Santo. “Estoy muy contento de poder venir a la celebración de San Sebastián y siempre impresiona por una parte el número de peregrinos que llegan, devotos que caminan hasta este Santuario con tanta fe, algunos también con mucho sacrificio y vienen para expresar sus anhelos, esperanzas, pedir su intercesión para obtener gracias y también para dar gracias por los beneficios recibidos. Es una hermosa tradición que tenemos en nuestra Diócesis y aquí en este Santuario de Perquenco, que permite que miles de fieles puedan vivir su fe, su espiritualidad de una manera muy hermosa y muy sencilla, pero al mismo tiempo muy profunda”, señaló el obispo diocesano.
Cabe destacar la procesión, que recorrió las principales calles de la comuna llevando la imagen del Santo, donde muchos peregrinos escoltan en oración.
El Santuario de Perquenco existe desde el año 1927
Muchos son los que peregrinan cada 20 de Enero y Marzo a diversos pueblos que han erigido grutas o santuarios en honor de San Sebastián; joven soldado, que con valentía defendió su fe ante el emperador romano; y con generosidad y entrega sirvió a los perseguidos y encarcelados; el cual nunca debió imaginar que después de tantos siglos, su memoria estaría presente en la fe de un pueblo distinto al de su origen y que a pesar de la distancia en el tiempo y espacio, nos une un mismo vínculo, nuestra fe en Jesucristo, por quien muchos en esa época entregaron la vida. Todo lo cual ha consolidado la convicción de fe del pueblo de Dios, de que hay tantos que gozan en la Iglesia de un lugar privilegiado por los méritos de su vida, junto al Señor, desde donde interceden por las necesidades de este pueblo que clama con amor y devoción.
Pero es en el sur de nuestro país donde se hace más patente dicha devoción, siendo Yumbel uno de los lugares más concurridos por los peregrinos para pagar de diversas formas sus “mandas”, como comúnmente se le llama. Sin embargo, en nuestra Diócesis también se ha difundido con fuerza la veneración a este Santo, por ejemplo en Lonquimay, en Angol y, especialmente, en Perquenco, donde todos los años llegan miles de fieles de diversos pueblos de la Región, incluso desde más allá de ésta, para dar gracias, como se dice comúnmente, por el “favor concedido” o para pedir la valiosa y efectiva intercesión de este amigo del Señor. El Santuario de Perquenco existe desde el año 1927, cuando Monseñor Prudencio Contardo lleva a esta comuna la imagen del Santo y que al pasar de los años fue desplegando a la comunidad local para acoger de la mejor manera a los peregrinos.
Importante es recordar que dicha imagen, milagrosamente fue salvada de un incendio en la Iglesia Parroquial que asoló, a su vez, a la municipalidad, al hospital, al Retén de Carabineros y a la casa parroquial, siniestro que viene a la memoria de mucha gente que forma parte de los antiguos parroquianos de Perquenco.
En Perquenco, será en los años 70 cuando se divulgue y se haga más popular hacia los otros pueblos esta fiesta. Es también recordado que en alguna oportunidad la parroquia quedó sin la atención sacerdotal para esta fiesta, lo cual no mermó la llegada de los fieles, quienes luego de realizar su acto de piedad, depositaron su ofrenda o manda por debajo de la puerta del templo, lo cual, asombró a quienes días después, llegaron desde Temuco a abrir el templo, encontrando el dinero que la piedad de los visitantes procuraba para la mantención de la Parroquia y del Santuario.