En la Universidad Jesuíta Fordham, y de la ONU de Nueva York, se llevó a cabo el último Congreso Mundial de Educación Católica, organizado por la OIEC, en coordinación con la Santa Sede.
La orientación de fondo estuvo enmarcada en los desafíos educativos de la Encíclica Laudato Si, del Papa Francisco.
Los temas ofrecidos refirieron a: Una cultura de diálogo y de paz; La identidad cristiana de la escuela; Desafíos educativos para la aldea global; Cómo las Escuelas Católicas pueden contribuir a establecer una perspectiva de humanidad integrada en el bien común y en el desarrollo de la persona; Por una escuela inclusiva, abierta a todos, especialmente en las periferias; La formación de líderes y docentes para las emergencias educativas; Por una educación de calidad, inspirada en el Evangelio y orientada a la preservación de la Casa Común; Por una presencia positiva en la comunidad internacional; Recursos para preservar la casa común. Para una mejor sinergia entre educación formal y no formal; desafíos para la protección de la niñez contra las formas de abuso.
Por el Vaticano participaron Mons. Paulo Rudelli, Observador Permanente de la Santa Sede ante el Consejo de Europa; Arz. Barnardito Auza, Nuncio, Observador Permanente de la Santa Sede ante Naciones Unidas; Arz. Vincenzo Zani, Secretario de la Congregación para la Educación Católica.
En el evento participaron unas 500 personas de los diversos continentes.
La Eucaristía inaugural fue presidida por el Cardenal Timothy Dolan, Arzobispo de Nueva York. Un momento muy significativo fue el encuentro de Monseñor Zani con los obispos presentes en el Congreso, en donde por un par de horas se pudo evaluar la marcha de la educación católica a nivel global, los desafíos actuales y orientaciones de futuro. Por el Área de Educación de la Cech, participaron Mons. Héctor Vargas e Ignacio Ducasse.