Diócesis de Temuco

Monseñor Vargas “Chile y el espíritu de unidad” en este Pentecostés

El Obispo de la Diócesis de Temuco, en su columna dominical del 31 de mayo del Diario Austral, reflexiona sobre las secuelas que vivimos como sociedad a raíz de este virus y hace un sentido mensaje en este nuevo Pentecostés.

 

En los tiempos de pandemia y gravísimas consecuencias, uno de los clamores más insistentes es que más allá de nuestra legítima diversidad social, política y económica, logremos construir unidad,  comunión de fines, y un gran pacto social transversal, por razones humanitarias, y como una forma necesaria para enfrentar este drama y lograr superarlo. Se habla que el momento presente exige sacrificios y grandeza.

Para que se realice esto es bueno que nos ayudemos a evitar dos tentaciones frecuentes. La primera es buscar la diversidad sin unidad. Esto ocurre cuando buscamos protagonismos, formar bandos y partidos, y endurecer nuestros planteamientos excluyentes, al sentirnos dueños de la verdad. Se escoge la parte, no el todo, el pertenecer a esto o a aquello antes que a una sociedad común; «seguidores» partidistas en lugar de hermanos de una misma tierra;  guardianes inflexibles del pasado o vanguardistas del futuro antes que hijos humildes y agradecidos de una misma tierra que nos vio nacer, regalándonos una identidad y pertenencia cultural. Así se produce una diversidad sin unidad. En cambio, la tentación contraria es la de buscar la unidad sin diversidad. De esta manera la unidad se convierte en uniformidad impuesta y discriminatoria, en la obligación excluyente de hacerlo todo junto y todo igual, pensando todos de la misma manera, empobreciendo los acuerdos.

Celebramos hoy la Fiesta de Pentecostés, la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles, quién se posa sobre cada uno dándoles un don particular,  y luego, aun cuando les entrega cualidades diversas, logra unirlos a todos en una sola comunión de vida y misión. De esta manera nace la Iglesia, en la cual por la acción del Espíritu, florecen en todas las épocas, diversidad de carismas nuevos y variados. Ello le permite llevar a cabo su misión evangelizadora en diversidad de culturas, responder a los anhelos existenciales más profundos de la humanidad de todos los tiempos, y al mismo tiempo permanecer siendo una sola gran familia en comunión, y en la cual los hijos a pesar de ser muy diversos, logramos reconocernos como hermanos.

Que todos cuántos ejercemos algún liderazgo, a partir de las grandes urgencias y dramas actuales, logremos desde el valor enriquecedor de la diversidad, construir unidad de respuestas por el bien de nuestro pueblo y para que éste nos crea.