Mons. Héctor Vargas Bastidas, Obispo de Temuco y Presidente de la Pastoral Indígena de la CECH, en una entrevista publicada en el Diario Austral de la ciudad de Temuco, el domingo 21 de junio, se refiere a los anuncios hacia el mundo indígena sin cumplir, próximo a la celebración del Día Nacional de los Pueblos Indígenas, el 24 de Junio.
En el año 2015 la entonces Presidenta Michelle Bachelet, le pidió a Monseñor Héctor Vargas una desafiante y ardua tarea, encabezar la comisión Asesora Presidencial para la Araucanía. ¿El objetivo? Desarrollar una hoja de ruta para abordar y dar solución a las principales problemáticas de la zona, recogiendo la visión de toda la sociedad civil de La Araucanía a partir del diálogo y el respeto.
Esta labor finalizó con un informe de setenta propuestas, aprobado por la unanimidad de los 19 comisionados venidos del mundo ciudadano, mapuche, académico, político, religioso y empresarial de La Araucanía. Basados también en este informe y a los pies del Cerro Ñielol, se hicieron importantísimos anuncios por la actual Administración, de los cuales a la fecha muy pocos se han llevado a cabo.
A pocos meses de que se desarrolle el plebiscito –si es que la pandemia da unos pasos atrás y lo permite- el obispo de Temuco aborda este tema de deudas hacia los Pueblos Indígenas y especialmente hacia el pueblo mapuche.
– ¿Cómo evalúa la acción del Estado en materia de Política Indígena?
Me parece que a lo largo de la historia, la relación con estos pueblos no ha logrado estar a la altura que exige este enorme desafío. Un caminar titubeante fruto quizás de una política de indecisiones, generando una deuda con muchas heridas y dolorosas consecuencias, no sólo para el mundo indígena. Sin duda a inicios de los años 90, hubo avances sustantivos con la dictación de la Ley Indígena y la institucionalidad que conocemos hasta el día de hoy. El año 2003 la “Comisión verdad histórica y nuevo trato con los Pueblos Indígenas”, del Presidente Lagos y presidida por Don Patricio Aylwin, entregó valiosas conclusiones. Posteriormente el 2008 e ratificó el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo. Es notable que los Presidentes Bachelet y Piñera, hayan pedido públicamente perdón en nombre del Estado a estos Pueblos. Sin embargo, hubo pocos avances reales en los temas de fondo, más bien medidas puntuales, provocando desconcierto el que a menudo permanezcan sin mayor efecto las promesas que el Estado les han hecho.
– ¿Cree que esto afecta a la violencia que se vive en la Macrozona sur?
Lo anterior arriesga generar profundas desconfianzas, ahonda el malestar, la pérdida de respeto y credibilidad que de muchas formas puede invalidar al interlocutor y a cuanto lo represente. Ello favorece espacios para que grupos busquen soluciones por vías radicalizadas, que no compartimos porque nada justifica la violencia, que a la larga genera más pobreza, exclusión, sufrimiento y nuevas injusticias. Pero es claro que los incumplimientos afectan, horadando valores muy importantes. Los pueblos desde hace tiempo anhelan la acogida definitiva de temas que son fundamentales en cuanto reconocimiento, trato y reparación; algunos de ellos prometidos hace años, otros en proyectos de ley que esperan en el Congreso, otros suscritos por Chile en tratados internacionales, etc. Muchos se preguntan por qué no se concretizan.
– ¿Estamos a tiempo de recomponer confianzas?
Siempre hay tiempo cuando existe voluntad, diálogo y respeto de las partes por el otro, y en ese escenario nadie debería excluirse de aportar. Se requiere avanzar particularmente en una voluntad política real, para definir soluciones y honrar los compromisos, que no se percibe con la claridad que se necesita. Lo exige no sólo el bien de los pueblos, sino de la entera sociedad, y la enorme riqueza que significa la identidad de un Chile intercultural. El dato de la fe nos dice que todos somos hermanos, hijos de un mismo Padre que está en los Cielos.