“Agradecemos a nuestros pueblos originarios por su sabiduría y visión profunda de respeto hacia la naturaleza”, expresa monseñor Héctor Vargas Bastidas, en la celebración del nuevo año mapuche, tiempo sagrado para nuestros hermanos y hermanas.
En este tiempo de crisis, queremos acompañar y celebrar junto a los pueblos originarios, que “por la entrañable misericordia de nuestro Padre Dios, nos visitará el Sol, que nace de lo alto”, (Lc 1,78), con más fuerza, y nos entrega la luz purificadora del Creador. Agradecemos a nuestros pueblos originarios por su sabiduría y visión profunda de respeto hacia la naturaleza, invitándonos a incorporar en nuestras lógicas cada vez más consumistas e individualistas, perspectivas y formas de vida que armonicen nuestra relación para con la Madre Tierra, como fuente de alimento, casa común y altar del compartir humano.
Que renovemos juntos en esta nueva vuelta del Sol, el amor profundo y el respeto racional de la naturaleza y sus distintos componentes, que como regalo precioso se nos ha entregado por gracia de Dios para una vida agradable y bondadosa. Sus lagos, vertientes, plantas, árboles y flores, sol, luna, noche y día cobren valor inmaterial en nuestras vidas, más aún en tiempos de pandemia; para que tomando como ejemplo a nuestros pueblos originarios, sepamos encontrarnos en lo más profundo y humanizarnos nuevamente bajo el alero y la luz del Creador. “Luz para los pueblos” con quienes podemos compartir un trabajo en conjunto por la dignidad de la vida humana en directa relación con nuestra dimensión espiritual, la valoración y desarrollo de la interculturalidad, el respeto y la protección de la naturaleza, como fuente y herencia del conocimiento insondable de nuestros pueblos indígenas.
Finalmente, invitar a todos para que en esta celebración tan especial, marcada por las dificultades de la pandemia que sacude a nuestro país y el mundo, podamos unirnos en oración por los que más sufren, bajo el alero del amor profundo del Dios Creador, quien nos permite renovarnos en conjunto con la naturaleza. Pedir en este nuevo ciclo para que los brotes que renacen, entren en armonía con los demás elementos del kume mongen (vida digna y armónica), reforzando nuestra permanente esperanza, en sopesar con prudencia y sabiduría las dificultades que la vida nos pueda presentar, llenándonos de gozo por el calor y la nueva luz del Sol que nos invita a florecer y renacer año tras año.
Columna de opinión publicada el domingo 21 de junio, en Diario Austral de Temuco