SU TESTIMONIO
«Cumplo 60 años de sacerdote, después de un largo camino a través de las dificultades eclesiales y políticas del primer tiempo y a través de los caminos fecundos de los últimos años, especialmente los últimos 10 años en Temuco.
Tengo mucha alegría de celebrar este tiempo de sacerdote, porque me he sentido muy cercano a Jesús, el Pastor Bueno que me ha acogido y me ha invitado a ser Pastor para otros hermanos.
Sobre todo, agradezco que me ha protegido en misiones difíciles, como por ejemplo, estar varios años en Filipinas o trabajar en circunstancias más difíciles.
Tengo especial cariño por el apostolado de los sacerdotes, son ellos los privilegiados del amor de María Nuestra Señora del Carmen, porque ellos cuidan a sus hijos, además, es difícil santificarse y ellos hacen un empeño cotidiano por superarse y dar un testimonio de ser otros Cristos.
Mi mayor alegría es haber conocido a tanta gente que ha sido buena conmigo, pero que sobre todo siente que Jesús les ama y les cuida.
Les doy gracias a todos los que han puesto una oración por mí y les agradezco especialmente a mis hermanos que a lo largo de todos estos años me han acompañado, sea en mi comunidad de Schöenstatt o en los distintos presbiterios en que he podido compartir».