He querido reservar esta columna dominical para recordar, reconocer y agradecer el destacado trabajo desarrollado en nuestra región y en nuestra Universidad Católica de Temuco, de Mónica Jiménez de la Jara.Una gran mujer que desde sus profundas convicciones inspiradas en la doctrina social de la Iglesia, y el humanismo cristiano, hizo del servicio público y compromiso por la transformación social, objetivos que caracterizaron su vida.
Asistente Social de profesión, con el grado académico de Master en Educación para el Trabajo Social,de la Catholic University of América. Ya en los años 80 fue Presidenta de la Asociación de Académicos de la Pontificia Universidad Católica de Chile, donde colaboró en la formación de cientos de profesionales. Años más tarde jugó un papel determinante en la convocatoria a la ciudadanía para votar en el plebiscito nacional del año 1988. A comienzos de los 90 integró la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, que luego elaboró el Informe Rettig y también presidió la Comisión Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal de Chile.
En enero de 2004, fue seleccionada para asumir la Universidad Católica de Temuco, siendo la primera mujer del Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas, CRUCh. Como rectora,ejerció un importante liderazgo posicionando a la universidad a nivel nacional e internacional con una especial preocupación por el reconocimiento, bienestar y desarrollo de los funcionarios. Avanzó en la profesionalización de la gestión universitaria;lideró la innovación en la docencia y el desarrollo de un nuevo modelo educativo institucional; Instaló con fuerza el desarrollo de la vinculación de la universidad con la sociedad civil y el mundo público, e instaló en la gestión los principios de la Responsabilidad Social Universitaria, que proyectó hacia las demás instituciones del CRUCh.
En nuestra región, lideró importantes iniciativas con diversos actores regionales, asumiendo un rol protagónico en la vida de nuestra ciudad, constituyéndose en un verdadero motor para movilizar voluntades en pos de acciones de beneficio público. A su vez formó parte del directorio de la entonces naciente Fundación Corparaucanía, y estuvo muy comprometida en los inicios de la Fundación “Araucanía Aprende”, que apoya la educación lectora de niños y niñas vulnerables de los sectores rurales de La Araucanía
Especialmente recordada es por el impulso al liderazgo femenino en nuestra región por medio de la agrupación “Comunidad Mujer Araucanía”. Su aporte al país concluyó con su servicio como Ministra de Educación de la Presidenta Michelle Bachelet y posteriormente, como embajadora de Chile ante la Santa Sede y luego en Israel. Esta semana, nos enteramos de su lamentable y sensible, fallecimiento.
Damos gracias al Señorporque nuestra ciudad y nuestra universidad hayan podido tener el privilegio de contar con tan destacada mujer, que nos compartió sus capacidades, conocimientos, experiencia y su empatía, para el mejor desarrollo de la Universidad Católica de Temuco y de nuestra querida región de La Araucanía. Agradecemos al Señor por el don de su persona, pidiendo le conceda la vida nueva, fruto magnífico de su Pascua.