Compartimos la columna de opinión del diácono Luis Obreque Vivanco, publicada en el diario Malleco 7, en torno al valor de la vida, bendición que debe ser respetada desde su concepción hasta su muerte natural y profundiza además en cómo esta es abordada en la próxima Carta Magna, de una nueva Constitución.
La frase titular no es mía por cierto, es del Presidente de la República al firmar el tratado de Escazú, el viernes recién pasado, como frase es buena “la vida no puede esperar”, debe ser una convicción de S.E., me alegro por ello, esperando la aplique a todas sus actuaciones.
La vida no puede esperar podemos decir también a la Convención Constitucional respecto a la aprobación del “derecho” al aborto, como parte de los derechos sexuales y reproductivos consignados en el borrador del nuevo texto constitucional. Desde la perspectiva del Presidente la vida de los que ya están vivos no puede esperar, desde la perspectiva de una mayoría constituyente las vidas de los que están por nacer, las vidas de los que serán concebidos en adelante, las vidas de los indeseados desde su concepción no pueden esperar, pueden ser eliminados cuando se tome la decisión para hacerlo. Derechos sexuales y reproductivos, que dejan de lado las experiencias del amor, la pertenencia, por aquellas superficiales, ocasionales y solamente placenteras cuyos “errores” hay que eliminar, sin más que invocando derechos supuesto que por estar escritos en el principal texto legal de la República, permitirá dormir tranquilas o tranquilos a quienes dirijan su accionar contra quien, sostenido por otra vida, desarrolla la suya en un vientre que debería ser su seguridad y sustento.
La vida no puede esperar, respetarla desde su concepción hasta su muerte natural tampoco. Algunas opiniones han querido argumentar que es el deseo de todas las mujeres que se establezca el derecho constitucional al aborto, “todas” es mucha gente. Una diputada ha señalado que esperaron “200 años” para tener esta legislatura, siendo que el aborto en todas sus formas fue prohibido a finales de la dictadura solamente (1989), otra ha señalado que “tomaron la posta luego del rechazo en el Congreso”, una constituyente ha dicho que es para estar en concordancia con la legislación internacional, demostrando que el marketing al respecto tampoco es tan exacto como se supone.
Pero ¿Qué tal se verán sus “derechos sexuales y reproductivos” en una Constitución Política, siendo que sólo puede bastar con el derecho a la vida privada de los ciudadanos y ciudadanas, que pretenden con oficializar en la Carta Magna estos supuestos derechos? ¿El Estado puede verse como garante de los derechos sexuales y reproductivos, tal como se ha redactado el artículo de marras?, qué exageración.
La vida comienza en la concepción, los que ya nacimos sabemos eso, algunos de los que ya nacieron están por coartar la vida de quienes nacerán o serán concebidos o concebidas desde cuando sea legal, espero que no, y una mayoría espera que no, sin que tengan culpa alguna de haber sido concebidos, las circunstancias que rodearon el acto de su concepción, serán víctimas del imperio de la ley, una contradicción, sin más consideración. La vida no puede esperar, por eso debemos respetarla desde su concepción hasta su muerte natural, en medio no debe haber ni leyes, ni afanes, ni poderes, ni supuestos derechos sobre los cuerpos que vayan contra ella, en cualquier etapa de su desarrollo.