Al son de la Banda Instrumental del Destacamento de Montaña N° 8 Tucapel, interpretando el Himno Nacional y el ingreso a la Catedral del Estandarte de Combate del Destacamento, se inició la Santa Eucaristía de la Vigilia de Armas del Ejército de Chile.
La ceremonia fue presidida por el Administrador Diocesano, Pbro. Juan Andrés Basly Erices, quien señaló: «El juramento a la Bandera ha tenido siempre raíces en la Divinidad. Los hombres de todos los tiempos han invocado a Dios como testigo de sus promesas o juramentos para demostrar su veracidad (…) hemos sido convocados para vivir un momento de mucha unción y preparación, en Oración y Vigilia. Estamos frente a nuestro hermoso pabellón patrio, que para un chileno y especialmente para un soldado, corresponde a un verdadero momento de contemplación de la inmensidad de la vocación a la que ha sido llamado».
Planteó que al referirnos al juramento, » Se habla de compromiso, que es una gran responsabilidad y es con la Patria, con nuestro Pueblo, con su gente (…) el juramento es para toda la vida y es poner su servicio para los demás, su vida, su vocación es estar para la Patria, es un compromiso de por vida, se trata de servir a los demás y no de servirse a los demás (…) Muchos se preguntarán por qué estamos aquí en el Templo Catedral. Porque creemos en Dios y lo colocamos a Él como testigo de nuestros actos y del juramento de fidelidad y lealtad a la bandera y a la Patria, tal como lo hicieron aquellos 77 jóvenes soldados que combatieron hasta la muerte en el pueblo de la Inmaculada Concepción en Perú».
«Valentía que se requiere también, para tantas otras batallas que tendrán que sortear, a lo largo de sus vidas por las cuales debemos luchar en nuestra Patria, como el desempleo, los migrantes, la pobreza, enfermedades, pandemias, el alcoholismo, la drogadicción, la violencia en nuestra región, de todo tipo, las injusticias sociales y tendrán que sobreponerse a las catástrofes naturales y tantas otras situaciones que Chile nos reclamará, ahí tendrán que servir y luchar para que se propague el bien. Tarea difícil, pero hermosa», dijo el Pbro. Basly.
Expresó además que » Hacer este acto, no es otra cosa que comprometerse a transformar la propia vida en un servicio a los demás, a las personas, quienes en definitiva son la Patria y la bandera y ellas le dan su pleno contenido y significado, les recuerdo la importancia de los valores que trascienden en este juramento. No es un simple juramento. “Los cuales ante el mundo que vivimos deben ser vistos y sentidos con gran admiración ante tanta falta de compromiso e incluso respeto, que vivimos en la sociedad”.
En sus palabras, los invitó a vivir su vocación como hombres de armas, » Pero no se olviden nunca que lo que siempre debe sobresalir es la defensa de la Patria, en otras palabras significa cuidarla. Debemos cultivar en nuestros corazones la cultura del cuidado, particularmente a los indefensos y de la naturaleza. Si amamos la patria también la cuidamos y ejercemos la protección de unos con otros.
Los animo también a que “sean valientes y constantes en esta misión. Una misión de armas se caracteriza por su valentía y fortaleza, pero esas virtudes vienen del mismo Señor. Por eso, ante todo está la fe y el amor (…) Porque cuando uno ama, lo da todo y en el cuidado y protección de nuestra patria, defender la vida debe ser lo primordial. Para defender la vida, la forma más plena es dándola, así como lo hizo el Hijo de Dios y también los mártires, los héroes, quienes defendieron la vida de la patria”.