Al iniciar un nuevo día, un nuevo amanecer en este año 2023, el Pbro. Juan Andrés Basly, administrador diocesano, invita a recibir la Palabra de Dios, con espíritu agradecido y que ella oriente nuestra vida a lo largo de este nuevo año.
Celebramos anoche en el Templo Catedral la última eucaristía del 2022, dando gracias a Dios por todo lo vivido a lo largo del año en nuestra vida y familias, como región, como en el país y en el mundo entero. Hemos tenido presente que el año pasado no fue fácil. Aún persisten las consecuencias de la grave pandemia del COVID-19 y otras enfermedades, como hechos dolorosos, de violencia, incendios, la pascua de nuestro querido Obispo Héctor Vargas e, igualmente, numerosos desafíos de todo orden. Hoy nos enseña El apóstol Pablo: “Dios dispone todas las cosas para el bien de los que le aman” (Rom 8,28). De Él recibimos la vida como un don, en su amor y bondad, Él nos la conserva, estamos siempre en sus manos. En la convocatoria de ayer, le hemos manifestado gratitud haciendo memoria de sus bondades para con todos, especialmente de la Iglesia diocesana. Hoy Iniciamos, el 01 de enero de 2023, un Nuevo Año en el nombre del Señor.
Quisiera comenzar este primer día del año, con la antigua fórmula de bendición, recogida en el libro de los Números, que reza así: “El Señor te bendiga y te guarde. El Señor ilumine su rostro sobre ti y te sea propicio. El Señor te muestre su rostro y te conceda la paz”. Este es mi deseo para ustedes queridos hermanos y hermanas de la región de La Araucanía al comenzar el año. Feliz Año Nuevo, para todos los habitantes de esta hermosa región.
Las lecturas del día nos recuerdan, principalmente, tres cosas: la bendición de Dios al comienzo del año, la oración por la paz y la presencia de la madre de Dios y madre nuestra, en este año recién estrenado.
En efecto, este texto de bendición litúrgica, evoca la riqueza de gracia y de paz que Dios da al hombre, con una disposición benévola respecto a este, y que se manifiesta con el “resplandecer” del rostro divino y el “dirigirlo” hacia nosotros. Al comienzo del año, los cristianos pedimos esa bendición de Dios para que encamine nuestros pasos por caminos de paz y justicia.
Y si la bendición de Dios es necesaria, también lo es el rezar por la paz. Desde el 01 de enero de 1968 se celebra en todo el mundo la Jornada mundial por la Paz. Y este domingo celebramos la 56 Jornada Mundial de la Paz, bajo el lema propuesto por el Papa Francisco en su Mensaje que se hiciera público el 8 de diciembre de 2022: “Nadie puede salvarse solo. Recomenzar desde el COVID-19 para trazar juntos caminos de paz”. Recomiendo vivamente su lectura en el sitio: www.vatican.va, la paz es don de Dios, eso escucharemos en la primera lectura de la misa de hoy: “Que el Señor (…) te conceda la paz”.
De hecho, ya es una tradición consolidada que en el primer día del año la Iglesia, presente en todo el mundo, eleve una oración para invocar la paz. Hoy, se quiere recoger el grito de tantos hombres, mujeres, niños y ancianos víctimas de la guerra, que es el rostro más horrendo y violento de la historia. Hoy rezamos por la paz, que los ángeles anunciaron a los pastores la noche de Navidad, llegue a todos los rincones del mundo.
Pedimos al Señor que bendiga el nuevo año que acaba de comenzar, con la conciencia de que, ante los trágicos acontecimientos que marcan la historia, ante las lógicas de guerra que lamentablemente existen, sólo Dios puede tocar profundamente el alma humana y asegurar esperanza y paz a la humanidad, pedimos especialmente por la paz. Contamos con la Palabra de Dios de este domingo, recibámosla con espíritu agradecido y que ella oriente nuestra vida a lo largo de este nuevo año, que emprendimos en el nombre del Señor, invocando su bendición: ¡Que Dios nos bendiga, Feliz Año Nuevo!