El martes 07 de marzo, la comunidad diocesana, se reunió en el Templo Catedral, para hacer memoria agradecida y recordar, a quien fuera nuestro Obispo Diocesano, Monseñor Héctor Eduardo Vargas Bastidas, quien hace un año, fue llamado a la casa del Padre Celestial, luego de una larga enfermedad, en la cual fue unido al Dolor de Cristo. Siendo el primer obispo, de nuestra casi centenaria Diócesis, que fallece en el ejercicio de su Ministerio.
A la Santa Misa, que fue presidida por el Pbro. Juan Andrés Basly Erices, Administrador Diocesano, acompañado del Colegio de Consultores, junto a sacerdotes y diáconos, asistieron muchos fieles y además, autoridades del gobierno regional, quienes destacaron de don Héctor “Su cercanía, el cariño y un corazón paterno, siendo signos y gestos que caracterizaron su ministerio episcopal” y que muchos pudieron vivenciar a lo largo de sus casi nueve años como Pastor de nuestra Diócesis.
En sus palabras, el padre Juan Andrés señaló: “Se cumple un año de la pascua de nuestro recordado obispo Mons. Héctor Vargas Bastidas. Un día como hoy el Señor llamó a la Casa del Padre a este pastor de la Iglesia San José de Temuco, sin duda que nos sorprendió a todos como se marchó tan rápidamente. Su enfermedad que la llevó en el silencio de su corazón, en alguna ocasión me dijo: “asumo esta enfermedad que me ha dado el Señor y la ofrezco por la unidad de mi Iglesia y para que haya paz en nuestra región. Así la vivió en el silencio de su corazón, hasta que cerró sus ojos para luego despertar junto al Padre del cielo.
Manifestó que “Ejerció hasta el fin de sus días su ministerio episcopal y lo hizo con ejemplar dedicación, comprometido con la paz, la educación y la defensa de los derechos humanos, especialmente, ejerciendo un rol protagónico en la causa del pueblo mapuche. Sin duda que es reconocido por ser un facilitador de la Paz. Fue líder de la mesa asesora de La Araucanía, fue reconocido como un pastor conciliador y un hábil negociador y nunca explicitó su opinión sobre los temas para no generar desconfianza en las partes. Fue un factor clave en la generación de los consensos en torno a temas complejos como reparación de las víctimas y el reconocimiento constitucional de los pueblos indígenas”.
“Llegó a Temuco, procedente del extremo norte chileno, donde condujo a la diócesis de Arica, entre los años 2003 y 2013. Asumió la diócesis San José de Temuco, en Julio de 2013, luego de la designación del Papa Francisco en mayo del mismo año. Ya en la ceremonia de Toma de Posesión en la Iglesia Catedral, Monseñor Vargas reveló su impronta y en la reflexión de la Palabra, llamó a “salir y llevar el Evangelio y la feliz noticia de la salvación, principalmente, a aquellos que están lejos o a los que aún no reciben la Buena Nueva”. Instó a ser misioneros, ser testimonio vivo de la fe, con un corazón sencillo y con una gran fraternidad, llamando a todos los bautizados a evangelizar y recordó que todos somos responsables de la misión de la Iglesia, Y a pocas semanas de haber llegado a nuestra diócesis, de inmediato se involucró en la cuestión mapuche”.
Al concluir, manifestó que “Después de un año de su Pascua, hacemos memoria agradecida por el paso de su vida en estas tierras. Espero que nunca olvidemos su legado y lo reconozcamos como un pastor alegre, cariñoso y afable. Nuestra presencia aquí, quiere ser expresión de gratitud al Señor por el don de la vida ministerial de su siervo Héctor y súplica confiada de que participará en el banquete celeste el que tantas veces presidió la Eucaristía en la Tierra (…) Sentimos hoy como Iglesia una fe profunda, una esperanza cierta y una caridad que nos desafía a seguir extendiendo el reino de Dios, como lo hubiese querido Don Héctor. Como Iglesia Particular, durante casi un año estuvimos en oración a Dios Padre, para que nos enviara un Pastor según su corazón. El Santo Padre, el sábado pasado ha nombrado a Monseñor Jorge Concha Cayuqueo, como Obispo de nuestra Diócesis, tengámoslo presente también en este día, para que tenga un Ministerio fecundo”.
“Fue un año complejo, difícil, pero también lleno de esperanzas, sabiendo que él ya está en la Casa del Padre, se ha encontrado junto al Hijo Jesucristo y está viviendo la alegría de la resurrección. Creo que él es un buen intercesor para cada uno de nosotros, para nuestra Diócesis. Nos deja un lindo legado, un lindo compromiso y se ve manifestado en esta placa que la Fundación Aitué nos ha entregado. Y bueno, contento también porque al cumplirse prácticamente un año y 3 días de la Pascua de Don Héctor, el Santo Padre nos nombra a un nuevo obispo, Monseñor Jorge Concha, un hombre sencillo, un buen pastor y esperamos recibirlo con alegría en los próximos días, Dios mediante, como nuevo obispo de la Diócesis”.
Al finalizar esta Santa Eucaristía, se encomendó al Padre Eterno, el alma de quien fuera nuestro Obispo, Monseñor Héctor Vargas Bastidas, con un gesto de respeto y de veneración, ante su lugar de reposo, en la cripta de nuestra Iglesia Catedral, donde aguarda la resurrección.
MEMORIAL
La Fundación de Desarrollo Social y Cultural AITUE, hizo entrega de un memorial, en recuerdo de quien fuera su director, Monseñor Héctor Eduardo Vargas Bastidas, al cumplirse un año de su fallecimiento. Directivos de la Fundación, entregaron este Memorial al Administrador Diocesano, quien posteriormente lo bendijo.
A nombre de la Fundación, dirigió sus palabras, la señora Rosemarie Junge Raby, Rectora sede Temuco, Universidad Santo Tomás, “Quiero reconocer la contribución y legado de quien fuera Obispo de la Diócesis de San José de Temuco y director de nuestra organización, Monseñor Héctor Vargas Bastidas. Ha pasado un año desde su partida, pero para quienes tuvimos la oportunidad de conocerle y quererle, su recuerdo sigue vivo y presente en nuestras vidas.
En la Fundación Aitue tuvimos la oportunidad de vivenciar de cerca este compromiso con la Región, y en lo personal viví muy de cerca la conducción de la Comisión Asesora Presidencial creada por la presidenta Michelle Bachelet, la que entre los años 2016 y 2017 se abocó a buscar consensos a favor de La Araucanía y su gente. En este esfuerzo, Monseñor Vargas puso a disposición todas sus capacidades en la búsqueda del diálogo y de acuerdos concretos que, traducidos en políticas públicas, pudieran traer reconciliación, encuentro y paz para todos los que vivimos en este lindo y diverso territorio. Seguramente los que están acá, recordarán muchos momentos e instancias en las que Monseñor fue parte o precursor de acciones de provecho para la Región, porque cuando se trataba de aportar para La Araucanía, siempre estuvo dispuesto al 100 por ciento”.
Destacó además que: “Aquí debo hablar como rectora de la Universidad Santo Tomás, porque Monseñor Vargas también fue el impulsor de que las 7 universidades de la Araucanía estemos dictando los talleres de diálogo, con el apoyo del centro Nansen para la Paz y el Diálogo, de Noruega. Confirmada su enfermedad y en el curso de su tratamiento, tuvimos la dicha de contar con su presencia física y virtual, en cada reunión de la Fundación. Y fue en una de esas instancias en septiembre de 2021, que nos transmitió las frases que hemos querido inmortalizar en la placa que inauguramos hoy. En esta oportunidad y tal como se puede leer parte de ello en este memorial, nos señalaba: “No nos olvidemos entonces, que, si no logramos sentarnos al menos para escucharnos, ¿cómo vamos a entender lo que le ocurre al otro? ¿Cómo vamos a entender en que está el otro, cuáles son sus angustias, cuáles son sus anhelos, sus heridas, etcétera?”, “Si no, vamos a estar en lo que hemos estado en estos 200 años, en guerra, y ya sabemos cuáles son las consecuencias: no vamos a tener paz definitivamente”.
“Desde Fundación Aitue creemos que estas palabras de Monseñor son muy representativas de su pensamiento y de su actuar en los años que vivió junto a nosotros. Son, asimismo, una meta que debiéramos tener todos los habitantes de la Región y, sin duda, es el legado que nos ha dejado nuestro querido Obispo y Director.