Después de cuatro semanas de intenso trabajo, de conversación espiritual y discernimiento comunitario, han sido concluidas las Asambleas Regionales de la Etapa Continental del Sínodo 2021-2024 con la Asamblea del Cono Sur, realizada en Brasilia de 6 a 10 de marzo.
Un proceso llevado a cabo en todo el mundo
Es un proceso que se está llevando a cabo en todo el mundo, como recordó Mons. Jorge Lozano, que recordó que la participación en las asambleas en América Latina y el Caribe ha sido en función del número de habitantes y diócesis de cada país, buscando recoger lo que va a posibilitar realizar la Síntesis continental para entregar a la Secretaría del Sínodo antes del 31 de marzo.
El arzobispo de san Juan de Cuyo (Argentina), y Secretario General del Celam, participó esta vez como delegado, involucrándose en las comunidades de discernimiento, una experiencia muy grata por el hecho de poder profundizar en la escucha, profundizar en el discernimiento, pensar propuestas junto con otros hermanos. Por eso ha dicho vivir este momento con un corazón agradecido a Dios y al Santo Padre por esta convocatoria, agradeciendo también a Dom Joel Portella, secretario general de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil por la acogida fraterna.
Un trabajo en cada diócesis y en cada conferencia episcopal
Brasil tuvo una gran participación en este proceso sinodal, destacó Dom Joel Portella, que insistió en que el proceso continúa y que el encuentro fue un aula de sinodalidad, algo que se aprende haciendo. Un proceso que, en el caso de Paraguay, como señaló Blanca Patricia Palacios, responsable del proceso sinodal en el país, fue realizado en continuidad con la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe y en el ámbito del Año del Laicado, con un trabajo en las diferentes diócesis que crearon sus equipos sinodales, acompañados desde la Conferencia Episcopal, que elaboró herramientas e hizo dos encuentros para poner en común esas experiencias.
La secretaria de la Comisión Episcopal de Pastoral de la Conferencia Episcopal Paraguaya dijo sentirse fortalecida como laica, por el hecho de “reconocer nuestro rol como laicos y agentes pastorales”. Son procesos que ayudan en el crecimiento en la fe y también hacen posible “ayudar a los otros a crecer para que todos tengan una voz y un lugar en la Iglesia”, siempre teniendo en cuenta que “el fin es ser discípulos misioneros de Jesús”. Una realidad vivida también por Sonia Gomes de Oliveira, presidenta del Consejo Nacional del Laicado de Brasil, que ha definido este momento como oportunidad para que el Espíritu pueda indicar caminos y pueda ayudar al laicado, especialmente en el Año Vocacional que Brasil vive, a retomar su vocación de responsable en la Iglesia desde la eclesiología del Concilio Vaticano II.
Un nuevo modo de ser Iglesia
Estas asambleas regionales son vistas por el padre Pedro Brassesco como “una experiencia de aprendizaje de un nuevo modo de ser Iglesia”, reaprendiendo a ser una Iglesia más participativa que pueda entrar en comunión con el fin de la misión para llegar a todos, especialmente a los más pobres. El secretario general adjunto del Celam destacó el método, la actitud de la escucha, algo fundamental, pero a lo que no estamos acostumbrados, pues en la Iglesia se busca quien habla más y aquí se ha potenciado la escucha. Igualmente destacó la importancia de la oración, pues “no ha sido un encuentro programático y sí un encuentro desde la presencia de Dios en medio de nosotros, que habla a través del hermano”.
A la hora de hablar de los resultados del proceso, estos aparecerán en la elaboración de una síntesis continental, que junto con la síntesis de los otros continentes hará posible elaborar un Documento de Trabajo para la Asamblea Sinodal de octubre de 2023. También destacó la buena recepción del Documento para la Etapa Continental, “desde los matices en la forma diversas de vivir la Iglesia en cada una de las regiones”. El padre Brassesco dijo estar gratamente sorprendido con la implicación y entusiasmo de los 400 participantes en las 4 asambleas de la Etapa Continental en América Latina y el Caribe, la mitad laicos, buscando ser una Iglesia misionera que lleve a atender las diversas realidades.
Proceso de ida y vuelta
No podemos olvidar que este es un proceso de ida y vuelta, que debe mantenerse activo, como dijo Dom Joel. Esta fue una experiencia muy buena, no sólo en las comunidades de discernimiento, con presencia de los diversos países, sino en todos los momentos y ambientes, destacó Mons. Lozano.
En ese sentido, “si hay algo maravilloso dentro de esta etapa es la comunión que se da en el compartir, a través del método de la conversación espiritual que desafía a escuchar y escuchando empatizas. Se crea comunión desde la experiencia de Dios y de Iglesia, cuando nos conocemos, eso nos hace compañeros de camino, superando las dificultades, como podía ser el idioma”, destacó Blanca Patricia Palacios.
Clericalismo y papel de la mujer
En la Asamblea, enfatizó la responsable por el proceso sinodal en Paraguay el tema del clericalismo se abordó en todas las instancias y se ve como un tema a ser abordado en la Asamblea Sinodal de octubre. También destacó como tema novedoso el impulsar la participación de la mujer en el tema de decisiones, el poder participar con voz y voto. Entre esos temas destacado, Sonia Gomes de Oliveira señaló la formación integral, buscando romper estructuras caducas para en un proceso de conversión vencer el clericalismo.
Unas asambleas en las que, en palabras del padre Pedro Brassesco, expresiones diferentes han encontrado un camino común para lograr una gran sinfonía que se expresó al final de cada una de los encuentros, algo manifestado en el gran entusiasmo mostrado en continuar con esto, lo que ve como fruto del Espíritu, y así se reanime a la Iglesia para encontrar nuevos caminos y dejar atrás temores.