A semanas del fallo de la Corte Internacional de Justicia, recordamos la invitación de las Iglesias de ambos países a mirar en perspectiva histórica la relación fraterna entre los dos pueblos.
» [dropcap]L[/dropcap]a Iglesia ha estado íntimamente ligada a la vida de nuestros pueblos. En efecto, junto a la riqueza y diversidad de las culturas originarias, el don de la fe cristiana es uno de los cimientos de la identidad y unidad de nuestra realidad histórica y cultural, la cual queremos servir desde el Evangelio de Cristo, que fecunda toda cultura y es capaz de hacernos hermanos».
Con estas palabras, las Conferencias Episcopales de Chile y Perú afirmaban, en julio de 2013, que el interés de las Iglesias de ambos países por cultivar una fraterna relación bilateral no es nuevo ni originado en la coyuntura.
A pocas semanas de conocerse el fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya sobre la controversia limítrofe entre ambos Estados, la Conferencia Episcopal chilena ha comenzado a difundir en su portal web, www.iglesia.cl, la mirada de ambas Iglesias, y de diversas instancias católicas de reflexión, acerca de la relación entre estos pueblos.
Un aspecto relevante que los obispos chilenos y peruanos han subrayado es que la «actual situación de la disputa jurídica entre nuestros países, a propósito del límite marítimo, nos invita mirar en perspectiva histórica nuestra relación». Por lo mismo, los Episcopados de ambas naciones han valorado que las autoridades de los respectivos Estados «se hayan comprometido a un irrestricto respeto y acatamiento del fallo por parte de la Corte Internacional de Justicia. Entre otros factores, las relaciones entre nuestros pueblos están llamadas a basarse en el respeto y sujeción mutua a los acuerdos convenidos y al derecho internacional».
Apreciando el rol de los medios de comunicación social «que han demostrado sentido de responsabilidad al abordar este tema», los pastores les alientan «a cultivar en el tiempo una efectiva preocupación por los temas de integración entre nuestros pueblos en sus diversos ámbitos y manifestaciones».
Una gran oportunidad histórica
Para las Conferencias Episcopales de Perú y Chile, resulta esperanzador constatar que «concluido el proceso jurídico con el fallo de La Haya, podemos asumir este momento como una gran oportunidad histórica para dar estabilidad y profundizar en nuestras relaciones bilaterales, basadas en la confianza y la cooperación».
En este sentido, los obispos invitan a enfrentar los retos de hoy con una mirada global y con una acción conjunta en muchos ámbitos que afectan cotidianamente la vida de nuestros pueblos.
Se trata de reconocer y cultivar los múltiples factores de unidad como también los desafíos comunes que enfrentamos: «Las buenas relaciones entre Tacna y Arica y sus respectivas Iglesias diocesanas son un ejemplo alentador. Instamos a nuestras comunidades eclesiales, y a cuantos trabajan por el bien común, a revertir las realidades sociales desgarradoras incapaces de integrar bien nuestras diversidades culturales y de superar la brecha escandalosa de acceso a los legítimos recursos que mantienen a muchos en una marginación social».
Relaciones más arraigadas en la participación de los pueblos
Los obispos chilenos y peruanos llaman la atención sobre «la fragilidad y ambigüedad de relaciones centradas sólo en el plano comercial y en las cúpulas políticas. Pensamos que las relaciones bilaterales se harán más fuertes en la medida que se arraiguen en la vida y en la participación de nuestros pueblos».
De modo particular, los pastores invitan a mejorar nuestra atención sobre la creciente realidad de los inmigrantes. «Con su aporte enriquecen la vida de nuestras sociedades. Ellos requieren del respeto y de un trato justo de todos. Nos comprometemos a un especial cuidado y atención pastoral y humanitaria por la realidad de los inmigrantes».
La nueva realidad que hoy se abre como una gran oportunidad nos invita a fortalecer el dinamismo y la creatividad de la solidaridad y de la amistad, concluyen los pastores de ambos pueblos, quienes agregan: «Nuestras relaciones sólo podrán seguir ampliándose y mejorando en la realización de nuestra identidad común».