Además de considerar positivo el debate que se ha generado en torno a la duración, monseñor Vargas llama a evaluar la responsabilidad que le cabe a cada uno sobre los problemas que hoy afectan nuestro sistema educativo.
El también obispo de Temuco ha sostenido reuniones con organizaciones vinculadas al tema, como el Colegio de Profesores y la fundación Educación 2020, con el objetivo de manifestar su interés en realizar un trabajo en conjunto en este ámbito. En este sentido, monseñor Vargas recalca que «la educación, es una de las dimensiones más importante de la labor evangelizadora de la Iglesia, y es por ello que todos los temas que están en el tapete del análisis público, como los anuncios que se vienen haciendo en vista a un nuevo Gobierno, son de su interés».
«Es más -agrega el obispo- a partir del servicio público que ella (la Iglesia) ha venido llevando a cabo históricamente a través de la educación pre escolar, escolar y superior, se siente llamada a sumarse a cuantos buscan con honestidad y desde los más diversos sectores, una educación más inclusiva, equitativa y de calidad para todos, especialmente para los sectores más pobres y vulnerables».
En cuanto a la diversidad de reflexiones que surgen sobre las reformas en educación, monseñor sostiene que «en este campo, nadie tiene la plena verdad ni la última palabra, y todos tenemos algo que aportar y algo que aprender en la búsqueda de este enorme bien común, del cual ojalá nadie se reste».
En este contexto, el obispo agrega que «todos debemos también evaluar en conciencia nuestra parte de responsabilidad en las causas de los males que afectan hoy el sistema educativo, y comprometernos en la búsqueda de respuestas en una sociedad, que por ser cada vez más diversa y plural, sean lo más pertinentes a los valores y derechos de todos los distintos, y en un espíritu de auténtico respeto y tolerancia».
Monseñor Vargas concluye su reflexión argumentando que los temas actuales de discusión pueden ser una oportunidad para lograr un diálogo fecundo, «capaz de iluminar el discernimiento que las autoridades y ciudadanía organizada están moralmente llamadas a realizar».