El próximo fin de semana tendremos elecciones para elegir nuevas autoridades en el país. Todos los electores, y particularmente los que se postulan como candidatos, debemos recordar la enseñanza de Jesús que hemos recibido este domingo: «El que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos» (Mc 10, 43-44).
En efecto, si estamos pensando en el país o en la región o la comuna, lo que tiene que prevalecer siempre como criterio de discernimiento, no es el poder, el éxito o el dinero o los puestos de honor (v. 37), sino el servicio, la humildad y el amor. El Papa Francisco en diversas ocasiones ha señalado que el verdadero poder es el servicio y que reinar significa amar. También ha recordado que «la política es la más alta forma de la caridad», sobre todo cuando «se ejerce en el respeto fundamental de la vida y la dignidad de las personas» y que una «política que se desentiende de los pobres nunca podrá promover el bien común».
Tenemos que tener presente esta enseñanza a la hora de hacer el discernimiento, tanto los candidatos como los electores, y al momento de trazar mi preferencia para elegir al candidato o candidata a un cargo de autoridad.
Estamos llamados a emitir nuestro voto en conciencia, es un deber cívico y una gran responsabilidad hacerlo en forma razonada, libre y secreta. El Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile, en reciente declaración pública, señala al respecto que «elegir las personas adecuadas es una garantía de la justicia y probidad, para excluir comportamientos reñidos con la honestidad, que tanta preocupación han provocado últimamente en la inmensa mayoría del país».
Participemos en las próximas elecciones con la oración y con nuestro voto, para apoyar a quienes sean verdaderos servidores de la comunidad. Hagamos el esfuerzo por conocer a los candidatos, sobre todo sus pensamientos en temas relacionados con «la justicia social, la dignidad de la persona humana, los derechos laborales, la misión de los padres en la educación de los hijos, la seguridad pública, la exclusión de la violencia», etc., y analicemos quiénes merecen nuestro voto. Que el Espíritu Santo nos ilumine para el bien de Chile. ¡Que Dios bendiga a Chile y a todos sus habitantes!
+ Jorge Concha Cayuqueo, OFM, Obispo Diócesis San José de Temuco