Cada 27 de diciembre, el Clero de Temuco se congregaba junto a su pastor diocesano para conmemorar el día de su ordenación episcopal, habiendo asumido y haciendo vida el lema episcopal «No he venido a ser servido, sino a servir».
Hacemos memoria agradecida de todo lo que él hizo por esta su querida Diócesis y por todos sus sacerdotes, diáconos y agentes pastorales en general. Había nacido en Valparaíso el 27 de abril de 1926 y fue ordenado sacerdote el 21 de septiembre de 1957. El 21 de noviembre de 1966 fue nombrado Obispo de Ancud por el Papa Pablo VI, en donde tomó posesión el 14 de enero de 1967. Luego fue Obispo Auxiliar de Concepción entre los años 1974 y 1977. El 28 de diciembre de 1977 fue trasladado a la Diócesis de Temuco, donde estuvo hasta el 3 de noviembre de 2001.
Durante su permanencia de 23 años en Temuco, se ordenaron 46 sacerdotes, se crearon más de 200 capillas y se reconstruyó la Iglesia Catedral que fue destruida por el terremoto de 1960. Como obispo impulsó el apostolado de los laicos y la promoción humana y cristiana de los más desposeídos. Además, mantuvo un comité de solidaridad con el fin de velar por la protección de los derechos humanos durante la dictadura militar.
Habiendo permanecido durante sus últimos años de vida en el Hogar de Ancianos de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, siendo atendido y cuidado con mucho afecto, a los 91 años partió a la Casa del Padre el 5 de enero de 2019.
Cuando se están por cumplir 6 años de su fallecimiento, recordémosle también con cariño y gratitud, ofreciendo nuestra oración por su eterno descanso y porque este fiel servidor haya recibido el premio de su Señor.