Diócesis de Temuco

Una estrella como la de Belén para guiarnos en la Paz y Entendimiento

Escribe: mons. Jorge Concha Cayuqueo, obispo Diócesis San José de Temuco

Hermanos y hermanas en Cristo Jesús, les saludo con la esperanza de que este nuevo año 2025 avanzaremos verdaderamente en amor y paz en las familias, comunidades, región y el país.

Este domingo 5 de enero, se cumplen cinco años de la Pascua de Mons. Sergio Contreras Navia, uno de mis predecesores, que en su paso por la región dejó una gran estela de admirables huellas, reconocidas por muchos católicos no solo en la Iglesia local, sino nacional e internacional.

Son muchos los no católicos quienes también reconocen en él su sabiduría, convicciones y pujanza para constituirse en defensor de causas y situaciones complejas. Como Pastor de la Diócesis fue un guía incansable, que abogó por los marginados que en su época estaban solos y atropellados.

Fue un gran promotor de la justicia social, un incansable formador de laicos a quienes instaba a ser  «levadura en la masa» y también de sacerdotes, religiosos y religiosas, a quienes inculcó vocación social y compromiso con los entornos. En mis encuentros con hermanos y hermanas de distintas comunidades cristianas así lo recuerdan. Se destacaba su amor por los campesinos, los pescadores, el pueblo mapuche, los trabajadores urbanos; cada vez que lo recuerdan, reflejan, junto a sus palabras, mucho cariño y gratitud hacia él.

Siempre fue un puente disponible para alcanzar entendimiento, exponiendo con valentía hasta su propia vida. Esa convicción lo llevó a trabajar incansablemente por el reconocimiento y dignificación del pueblo mapuche, ya destinado a la asimilación cultural y social.

El año 1979, en esta búsqueda de diálogo y justicia entre el Estado y el pueblo mapuche, él, junto a los Obispos de las Diócesis del Sur, hicieron un llamado que sigue vigente, el reconocimiento, diálogo y justicia para alcanzar la paz entre el Estado y el pueblo mapuche. Monseñor Contreras o Don Sergio, fue un poco como esa estrella de Belén que guiaba a los reyes Magos en su trayectoria hacia el Hijo de Dios, recién nacido, que renovaba la esperanza.  

Los años van pasando y diferentes intentos por alcanzar justicia en esta relación estado-pueblo mapuche y entre las personas en territorios de La Araucanía, se repiten periódicamente. Hoy es la búsqueda de un Acuerdo de Paz y Entendimiento. Éste, más allá de la propuesta de un gobierno, es un imperativo de toda nuestra sociedad. Es muy necesario concluir ya, en términos justos y fraternales, cumpliendo anhelos históricos, que, sin duda, serán cimientos de paz duradera. 

Chile tiene vocación de entendimiento y no de enfrentamiento, como se ha dicho en otros tiempos. Retomemos esta senda para encontrar reconciliación y paz, cuya base esencial es la justicia. 

Que la estrella, el Sol que nace de lo alto, Jesucristo (cfr. Lc 1, 78 – 79) la estrella que guió a los «sabios de oriente», que está en la Virgen, en San José y en cada uno de los hombres y mujeres de buena voluntad, ilumine y guíe las mentes y corazones de muchos, ojalá de todos, para lograr entendernos, reconciliarnos y vivir en fraternidad.