Alrededor de 60 hermanos y hermanas compartieron junto al Obispo de Temuco un fraternal almuerzo en la víspera de la Navidad, muchos de los cuales viven en condición de calle, migrantes y gente de mucho esfuerzo, como los cochayuyeros, que hace más de 15 días llegaron con sus carretas desde Tirúa hasta Temuco, para poder vender sus productos.
El Obispo diocesano, Monseñor Héctor Vargas Bastidas, señaló:“ Ha sido un momento muy hermoso, ya para el mes de la solidaridad habíamos hecho una experiencia similar junto a la comunidad de la parroquia El Sagrario, quienes han preparado con mucha generosidad un almuerzo navideño, donde hemos compartido con personas que viven en situación de calle, migrantes, ha sido una experiencia muy hermosa, escuchar sus experiencias de vida, sus testimonios y también es muy conmovedor la gratitud por esta experiencia y sobre todo el sentir ser tratados con tanta dignidad, el Señor nace en los más pobres y humildes y en ellos tenemos que ver al Señor y ponernos a su servicio”.
“Igual como lo hicimos para el día de la solidaridad, quisimos que la Catedral sea el Belén para muchos hermanos que viven en situación de calle, creo que ante las circunstancias que vivimos en el país, han llegado más hermanos que están viviendo necesidades económicas y quisimos también como Iglesia acercarnos hacia ellos, compartir un almuerzo, un lindo signo para compartir el pan de cada día”, señaló el párroco Juan Andrés Basly.
“Todo muy rico y muy contenta de poder estar aquí”, Jeannette, Vendedor de pañuelos desechables, vive en Vegas de Chivilcán
“Maravilloso, es tan lindo que nunca lo había visto, estoy tan emocionado que estoy que lloro, y comer aquí con un gran coro, estoy tan feliz”, Patricio, vendedor de pulseras de cuero.
“Llevo dos años en Temuco, es primera vez que comparto algo así, muy agradecida, yo bailo bachata en la calle y ahí gano mi platita para poder pagar el arriendo de mi pieza” , Vanessa.
“ Vengo de Tirúa, estoy hace más de dos semanas y vine a vender cochayuyo, les doy las gracias porque nos invitaron a almorzar y a Dios porque él hace todas las cosas”, Juan Liempi, cochayuyero
“Estoy enfermo y trabajo en la calle, gracias por este almuerzo y a nuestro Padre amado”, Erwin, vendedor de parche curitas.
“Para mí es muy grato estar aquí, en Venezuela hacemos esta misma labor, donde en la Fundación ayudamos a muchas familias, estamos con mi familia hace 5 meses, mi esposo es médico y muy agradecidos y el compartir con personas que para mí son misioneros de Dios” Sandra, venezolana
“ Estamos contentas de estar aquí, felices, gracias”, Oslan y Madnaly, haitianas, vendedoras de frutos secos.