La jornada final del VIII Congreso Nacional de Educación Católica abordó los dilemas valóricos de la Inteligencia Artificial, con las intervenciones del Arzobispo de Concepción Fernando Chomali, el presidente de la Pontificia Academia para la vida, Mons. Vincenzo Paglia y un panel de expertos que dialogaron sobre neurociencia y su impacto ético y social en el mundo de la educación.
Al igual que el primer día del congreso, fueron varios cientos de docentes los que se conectaron en línea desde diversos lugares de Chile y el mundo, para profundizar en la temática del congreso desarrollado vía streaming.
El encuentro comenzó con un momento de oración, donde se pidió al Espíritu Santo el don de la sabiduría, y la comunión para hacer de los presentes, testigos de Dios en el mundo. En el momento se proclamó la Palabra en algunas de las lenguas originarias de Chile. Tras ese instante orante, el Rector de la Universidad Católica Santísima Concepción, Christián Schmitz, dirigió un saludo a los participantes, resaltando la necesidad de humanizar y personalizar la tecnología al servicio de las personas, en la búsqueda de un equilibrio entre tecnología y calidad de la educación.
Luego, el Arzobispo de Concepción, Fernando Chomali, expuso sobre el concepto de Inteligencia artificial y sus desafíos antropológicos y pedagógicos para la educación católica. Al iniciar su presentación el obispo llamó a diferenciar lo que puede aportar la tecnología en imitar algunas funciones del cerebro, de lo que pueden hacer los sentidos humanos “que materializamos a través de un cuerpo, lo que nos lleva a lo que pensamos, lo que queremos, haciendo un discernimiento que nos lleva a una acción. La llamada Inteligencia Artificial está centrada en calcular, en algoritmos que elaboran resultados a partir de datos”, agregando “¿Cuál es la cadena ausente en las máquinas que jamás va a poder ser reemplazada? Es la conciencia. Aquella capacidad de entrar en si mismo, esa subjetividad que nos hace ser originales”, afirmó el pastor.
Posteriormente, desde El Vaticano realizó una presentación en vivo para el Congreso Nacional Educación Católica, el presidente de la Pontificia Academia para la vida, Mons. Vincenzo Paglia, con la conferencia «Los desafíos éticos de la Inteligencia artificial para el mundo educativo». “Estamos en tiempo de cambio de época, como le gusta decir al Papa Francisco para subrayar la peculiaridad de este comienzo de milenio”, comenzó expresando el también magister en pedagogía, añadiendo que “por primera vez el hombre tiene en sus manos el poder de destruir la creación por si mismo”, en referencia a la crisis nuclear y medioambiental. Sobre las tecnologías emergentes y convergentes que intervienen directamente en el ser humano, expresó que “algunos estudiosos han señalado el peligro de la supremacía de la tecnología”, enfatizando el efecto amplificador de alcance planetario de estos avances ”hasta el punto de hacer borrosos los limites hasta ahora bien distinguibles entre la materia orgánica e inorgánica, lo real y virtual”, preguntándose hacia que punto nos dirigimos.
Por esto el arzobispo Paglia instó a la educación sobre lo que es la inteligencia artificial, no solo desde las oportunidades sino también de cuestiones críticas para el respeto de la persona, añadiendo que, así como las universidades de todo el mundo se esfuerzan para responder ante la demanda apremiante y creciente sobre esta temática – que desafía a toda la educación a centrarse en la comprensión de la tecnología- llamó a asumir, a las empresas un papel activo en el reciclaje de la fuerza trabajo, a los trabajadores una actitud proactiva de aprendizaje, y a los gobiernos a invertir en aptitudes de las personas y apoyar a todas las partes interesadas en estos esfuerzos. “La Inteligencia artificial es la nueva frontera de la humanidad y su prioridad debe ser el apoyo a los derechos humanos fundamentales, el fortalecimiento de las relaciones sociales y la promoción de la solidaridad entre los pueblos. El mundo debe garantizar esta nueva forma de utilizar las tecnologías para el bien de nuestras sociedades y el desarrollo sostenible. En un sistema en el que una máquina podría tomar una decisión, debemos asegurarnos de que la decisión de ese sistema se tome de una forma que garantice la confianza de las personas”.
Después de una pausa interactiva donde se pudo revisar de manera audiovisual el quehacer de los organizadores del congreso, se presentó el panel “Neurociencia y su impacto ético y social en el mundo de la educación” junto a Manuela Lara, Magister ejecutiva empresarial y directora del Programa Set Veintiuno de Santillana; Catalina Araya, socióloga con mención en estudios sociales y evaluación cualitativa y directora de educación de la Fundación País Digital y fray Paulo López, doctor en teología moral con mención en bioética y académico del Centro de Bioética UC. Los panelistas contaron con el apoyo en la moderación de parte de Alfredo García, doctor en comunicación social y decano de la Facultad de Comunicación, Historia y Ciencias Sociales de la Universidad Católica de la Santísima Concepción. Luego de realizar presentaciones, los panelistas respondieron a preguntas realizadas vía chat por los asistentes al encuentro remoto, y compartieron sus perspectivas respecto de dar a la neurociencia un espacio concreto en la escuela, entregando formación a los docentes para entender el funcionamiento del cerebro, y comprender que apoderados y estudiantes se enfrentan a un mundo donde no solo el conocimiento es importante, sino también aquello que es propio de los humanos respecto de las máquinas: los valores y el trabajo colaborativo en base a proyectos con la guía docente que potencie sus capacidades creativas, de competencias y habilidades como el respeto, que permita formar mejores personas, lo que influiría decididamente sobre el aprendizaje.
Finalmente, el Congreso concluyó con el agradecimiento de Roberto Pavez, director del Área Educación de la Conferencia Episcopal de Chile – CECh, a los conferencistas, panelistas, organizadores y participantes del encuentro. Dicho momento fue seguido de las palabras del obispo de Temuco, Héctor Vargas Bastidas, presidente del Área de Educación CECh quien sintetizó algunas de las principales ideas dadas a conocer durante las jornadas formativas, preguntándose ante esta temática ¿Qué haría Cristo en mi lugar? Como lo hiciera San Alberto Hurtado y como le preguntó el Papa Francisco a los jóvenes en Chile, el pastor reflexionó: “¿En dónde estaría Jesús en relación a las neurociencias, al avance tecnológico y a la Inteligencia artificial? Se nos dijo que estaría con los profesores, acompañándoles. Él era maestro y se reunió con los maestros de su época y les dijo varias verdades. A nosotros nos diría otras tantas probablemente y estaría con los de una escuela rural”, a lo que agregó que “reconocemos como civilización y como Iglesia que los avances en el campo de las tecnologías, la información y comunicación, la robótica, la IA y ciencias en general (…) son un don de Dios, por tanto, en esencia buenas y agradables a sus ojos. Sin embargo, como todo regalo de Dios, posee una responsabilidad inherente que se vincula con nuestro rol como co-creadores del mundo. Jesús vería como grandes oportunidades estos avances tecnológicos y animaría que fueran puentes de unidad y apoyo y promoción al más necesitado”. Tras sus palabras, el obispo Vargas impartió una bendición a los educadores y participantes en mapuzungun, lengua originaria del pueblo mapuche.
Este VIII Congreso Nacional de Educación Católica de Chile fue organizado por el área de educación la CECh, la Vicaría para la Educación del Arzobispado de Concepción, la Universidad Católica de la Santísima Concepción, con el apoyo de la Confederación Interamericana de Educación Católica, la Fundación Santillana y el programa Profuturo de Fundación Telefónica Movistar, junto a diversos auspiciadores. Las dos jornadas de este congreso estarán disponibles públicamente de manera completa desde este jueves 4 de noviembre a través de www.iglesia.cl.