En este día, en que la Iglesia saluda a nuestros hermanos migrantes, el Padre Giglio Linfati, Vicario de la Pastoral Social del Obispado de Temuco, se refiere al operativo de Incami que realizó esta semana y de la nueva ley de migraciones.
En la Región de la Araucanía, según estimaciones del INE y del departamento de extranjería e inmigración para el año 2020, la población migrante corresponde a 22.132 personas. De esta cantidad, 11.094 personas habitarían dentro de Temuco.
La migración es una realidad invisibilizada, está en los barrios más periféricos, en campamentos, en lugares hacinados sin seguridad, sin las condiciones sanitarias mínimas necesarias. Hemos observado una alarmante precariedad laboral en aquellos que han entrado por pasos no habilitados, llevando el rótulo de irregulares, porque no pueden acceder a un RUT que permita un contrato de trabajo que les otorgue la necesaria protección social a ellos y sus familias. Esto debe remecer nuestras conciencias, porque allí está Jesús, al que se le niega una acogida digna, tan hijos de Dios como los que habitamos esta tierra. Jesús, desde su Evangelio, que viene de su propia experiencia, nos interpela: «fui extranjero, y no Me recibieron”(Mt 25, 43).
“Construir el futuro con los migrantes y refugiados” nos propone el Papa Francisco para este día, porque “es con ellos que Dios quiere edificar su Reino, porque sin ellos no sería el Reino que Dios quiere”. El Operativo Migratorio de los días 26, 27 y 28 de este pasado septiembre, realizado por la Iglesia a través de Caritas Temuco, en conjunto con organizaciones humanitarias como el Instituto Católico de Migraciones, la Organización Internacional de Migración y el Servicio de Salud Araucanía Sur, atendió a más de 300 personas, la mayoría venezolanos, haitianos y colombianos, ofreciendo asesoría jurídica, apoyo humanitario y de salud preventiva. Una muestra clara que hay algo que hacer y de manera urgente. Confiamos que en la implementación de la nueva ley de migración, aprobada el 12 de febrero de 2022, nuestros legisladores acogerán las modificaciones necesarias que la Iglesia y demás organizaciones civiles están aportando para mejorar esta ley, para que realmente se ocupe de rostros de personas y poder reconocer así a mujeres y hombres que buscan una oportunidad para crecer, fortalecerse, vivir en paz y con dignidad.“¡Comprometámonos todos – nos dice Francisco- a construir un futuro más inclusivo y fraterno! Los migrantes deben ser acogidos, acompañados, promovidos e integrados”.