Diócesis de Temuco

De mar a cordillerana agradecieron a Dios por la patria

En septiembre, la patria se viste de fiesta, celebrando la vida, la historia y la identidad que nos define como nación. Chile, ese largo y estrecho país que Dios en su infinita bondad ha dotado con la majestuosidad de la Cordillera de Los Andes, la inmensidad del Océano Pacífico y el místico silencio del desierto, es un testimonio viviente de Su amor y generosidad.

En las diversas celebraciones de la Diócesis San José de Temuco, de mar a cordillera, se recordó con gratitud las bendiciones que adornan nuestra patria. El esplendor de nuestros valles, ricos en frutos y colores, gran obra de Dios sobre nuestra tierra. Desde el trigo que crece en nuestros campos, que con el trabajo incansable de hombres y mujeres se transforma en el pan que nutre nuestros hogares, hasta los sonidos y claridad de las aguas que bañan nuestras costas, todo es un himno de alabanza y gratitud.

Agradecimiento de las comunidades además a Nuestra Señora del Carmen, la Virgen Protectora que con su manto cubre a cada hijo e hija de esta tierra y que bajo su amparo, los santos y los héroes de nuestra patria han luchado por los valores que hoy nos unen. Ella, la Reina de Chile, nos recuerda que este mes es una oportunidad para renovar nuestro compromiso con la fe y la unidad.

Fueron días de celebraciones, donde la Iglesia diocesana junto a nuestro obispo, monseñor Jorge Concha Cayuqueo, OFM, invitaron como madre y guía, a elevar nuestras voces en el tradicional Te Deum de Acción de Gracias, recordando que la verdadera libertad se encuentra en la fe, en la solidaridad y en el amor al prójimo.