Al anochecer del Sábado Santo, en la Solemne Vigilia Pascual, las comunidades parroquiales de los decanatos de Angol, Imperial, Victoria, Temuco Norte y Sur, celebraron la Resurrección del Señor, donde el Pueblo de Dios elevó su oración de alabanza por darnos Nueva Vida, al liberarnos del pecado y de la muerte en esta Noche Santa.
La celebración, -que fue constituida por grandes y profundos signos, que manifiestan la gran noticia de la Resurrección-, se inició donde en medio de la oscuridad y con gran recogimiento se bendijo el fuego, y luego se encendió el Cirio Pascual, que representa a Cristo Resucitado. Al interior de los Templos y Parroquias, se escuchó el Pregón Pascual, que es la acción salvadora de Dios en la historia con el relato de las lecturas bíblicas, donde en la Liturgia de la Palabra, nos iluminaron con las siete lecturas, siete salmos y epístola. Además, se cantó como expresión de triunfo y alabanza, el Gloria y el Aleluya y se renovaron las Promesas Bautismales y el Pueblo de Dios se alimentó con el Cuerpo de Cristo, en el Templo Catedral, en la solemne vigilia pascual, que presidió Monseñor Jorge Concha Cayuqueo, OFM, junto al Pbro. Juan Andrés Basly Erices, vicario general y los diáconosCristian Gutiérrez Sprenger y Víctor Cuevas Zapata, acompañados de cientos de feligreses que celebraron la Resurrección del Señor.
En su homilía, el obispo profundizó sobre la Resurrección del Señor, quien venciendo la muerte y ha entrado en la plenitud de la vida, enfatizó que el hacer siempre el bien, en ayudar a los demás, en especial por los más pobres y más débiles, en el buen trato a nuestros hermanos, a las demás creaturas y a toda la creación. También, en la entrega de amor y esperanza a los demás, el tender la mano al que está caído, que trabaja por la paz, que prefiere el diálogo para enfrentar los problemas, el que perdona, el que agradece, ya está resucitando y está en camino hacia esa plenitud de vida, sin muerte.
Tras sus palabras, se realizó la renovación de las promesas bautismales, la renuncia y profesión de Fe de los fieles, donde monseñor Jorge, asperjó con agua bendita a la asamblea.
El Señor ha resucitado
El Domingo de Pascua, en todas las comunidades parroquiales se vive el esplendor, gozo y alabanza porque el Señor ha resucitado y está presente entre nosotros.
En las parroquias de Santos Ángeles Custodios de Los Sauces, San Enrique de Purén, La Merced de Victoria, Sagrado Corazón de Jesús de la comuna de Victoria, Newen Wenu Chaw, San Felipe Neri de Capitán Pastene, San Luis Gonzaga de Collipulli, San Pedro de Curacautín, San Judas Tadeo de Ercilla, San Lorenzo de Renaico, Sagrado Corazón de Lautaro, Nuestra Señora de los Dolores de Perquenco, Santiago Apóstol, San Juan Pablo II de Pillanlelbún, glorificaron la Resurrección del Señor el triunfo del amor y la vida.
Al igual que las parroquias San Juan Bautista de Huequén, Cristo Rey de Angol, San Pablo de Carahue, San Sebastián de Lonquimay, Sagrado Corazón de Jesús de Traiguén, San Miguel Arcángel de Nueva Imperial, Jesús Obrero, Corazón de María, San Juan Bautista, San Francisco de Asís de Temuco y Selva Oscura, San José de la Costa de Trovolhue, San Antonio de Padua de Galvarino, San Buenaventura de Angol, Jesús de la Misericordia de Labranza, Santo Tomás de Villanueva, Perpetuo Socorro, Espíritu Santo, Nuestra Señora del Carmen de Chol Chol, Santísima Trinidad, La Anunciación del Señor, celebraron con alegría y gozo que el Señor resucitó y está presente entre nosotros
La Iglesia diocesana celebra este misterio central de nuestra salvación, desplegando al máximo todo su esplendor, gozo y alabanza.