Diócesis de Temuco

El llamado a la unidad que el Papa Francisco hizo para nuestra región

Escribe: Mons. Jorge Concha Cayuqueo, obispo Diócesis San José de Temuco

Han pasado 6 años de la visita del Papa Francisco a nuestra región. El viaje apostólico del Papa Francisco a Chile se realizó del 15 al 18 de enero de 2018, e incluyó las ciudades de Santiago, Temuco e Iquique. Fue la segunda visita papal realizada a nuestro país y a nuestra región, luego de la visita de Juan Pablo II en 1987. En Temuco, el día miércoles 17 de enero, nos iluminó con su mensaje en la Eucaristía, cuyas oraciones fueron «Por el Progreso de los Pueblos».

Tras la rogativa mapuche que dio inicio a la celebración, el Santo Padre en su homilía entregó un potente mensaje invitando a la unidad de los pueblos, a dejar de lado el enfrentamiento y la agresión para imponer las ideas. «Sean artesanos de unidad» fue la frase que resonó hondo en los participantes y en quienes seguían su mensaje por los diversos medios de comunicación.

El Papa nos dijo que la unidad no es uniformidad. «Jesús no le pide a su Padre que todos sean iguales, idénticos; ya que la unidad no nace ni nacerá de neutralizar o silenciar las diferencias». Y agregó: «la riqueza de una tierra nace precisamente de que cada parte se anime a compartir su sabiduría con los demás. No es ni será una uniformidad asfixiante que nace normalmente del predominio y la fuerza del más fuerte, ni tampoco una separación que no reconozca la bondad de los demás». Este vibrante llamado a la unidad, está en línea con la unidad pedida y ofrecida por Jesús (cfr. Jn 17, 21). Pero se logra – porque es “tarea” -, con el aporte de cada uno, de cada pueblo, de cada cultura. La unidad es un buen fruto que beneficia a todos. El Papa nos dijo que «la unidad es una diversidad reconciliada, porque no tolera que en su nombre se legitimen las injusticias personales o comunitarias. Necesitamos de la riqueza que cada pueblo tenga para aportar; y dejar de lado la lógica de creer que existen culturas superiores o culturas inferiores». Y puso un ejemplo: «un bello «chamal» requiere de tejedores que sepan el arte de armonizar los diferentes materiales y colores; que sepan darle tiempo a cada cosa y a cada etapa. Se podrá imitar industrialmente, pero todos reconoceremos que es una prenda sintéticamente compactada. El arte de la unidad necesita y reclama auténticos artesanos que sepan armonizar las diferencias en los «talleres» de los poblados, de los caminos, de las plazas y paisajes».

Precisó que la unidad requiere “que nos escuchemos” y, principalmente, “que nos reconozcamos”; que no significa sólo «recibir información sobre los demás”, sino “recoger lo que el Espíritu ha sembrado” en cada uno como un don para los demás.

El llamado del Papa Francisco sigue siendo un desafío para nuestra región rica en diversidad cultural que reclama escucha y reconocimiento. ¡Cuánto camino a recorrer, cuánto para aprender el Küme Mongen!

Pero el llamado del Papa sigue resonando porque la unidad se requiere en diversos ámbitos de la vida de nuestra región. Jesús dice que «a quién se le confió mucho, se le pedirá más» (Lc 12, 48). Hay una gran responsabilidad para buscar o favorecer caminos de unidad en quienes son autoridades o líderes políticos y sociales de diversos ámbitos. Un auténtico liderazgo orientado al bien común incluye en su servicio la búsqueda de la unidad. En nuestra región se requiere más unidad local para enfrentar los graves y urgentes problemas que ralentizan y pueden llegar a paralizar el desarrollo integral de la región; pero quizás haya que superar el excesivo centralismo que se da también en la arena política.

¡Señor, haznos artesanos de unidad!