Irá en helicóptero hacia el santuario. La bomba artesanal allí encontrada estaba lejos del itinerario papal
[dropcap]»G[/dropcap]racias. Gracias. Gracias a ustedes y a las autoridades por haberme dispensado una acogida tan cálida en tierra carioca». Con estas palabras el papa Francisco agradeció en twitter su llegada a Río de Janeiro para vivir la XVIII Jornda Mundial de la Juventud. Hoy en la residencia arzobispal de Sumaré, en donde se ecuentra alojado, prepara todo para mañana miércoles cuando irá al santuario de Nuestra Señora Aparecida.El papa que partió ayer lunes por la mañana desde el aeropuerto de Fiumicino en Roma, sorprendió a todos al cargar un maletín negro en la mano, con algunas cosas de primera necesidad y para tener a mano el material necesario que le permitiera trabajar durante el viaje hacia su primera Jornada Mundial de la Juventud.
Durante el vuelo de 12 horas en el airbus A330 Alitalia “Giovanni Battista Tiepolo” que no tuvo ninguna modificación particular para acoger al santo padre, pues Francisco indicó que le bastaba una poltrona para descansar, el santo padre saludó personalmente a los 70 periodistas que le acompañaban rumbo a Río de Janeiro. Y les comentó que «este primer viaje es precisamente para encontrar a los jóvenes, pero para encontrarlos no aislados de su vida, yo quisiera encontrarlos precisamente en su tejido social, en sociedad. Porque cuando aislamos a los jóvenes, hacemos una injusticia; les quitamos su pertenencia».
El papa Francisco además se mostró preocupado por el desempleo juvenil ya que «del trabajo viene la dignidad de la persona, de ganarse el pan». También recordó que los jóvenes, junto con los ancianos, son el futuro del mundo, «un pueblo tiene futuro si va adelante con los dos puntos: con los jóvenes, con la fuerza, porque lo llevan adelante; y con los ancianos porque ellos son los que dan la sabiduría de la vida». Incluso durante las conversaciones con los periodistas hubo ocasión de bromear.
La periodista mexicana Valentina Alazraki, saludó al papa en nombre de todos los periodistas, y le comentó al santo padre que quizá pensaba que el padre Lombardi le había llevado al recinto de los leones: «sabemos por sus amigos y colaboradore en Argentina que los periodistas no somos ‘santos de su devoción'», dijo. Después de saludarles a todos, el santo padre afirmó: «¡Me quedo un poco como el profeta Daniel: un tanto triste, porque he visto que los leones no eran tan feroces!»
La emoción, la alegría y la acogida marcaron desde el primer momento la llegada del papa a Río de Janeiro. Tras los saludos oficiales el papa se subió no en la mercedes oficial, sino en un Fiat Idea gris, modelo fuera de producción, con la ventanilla bajada, saludando y bendiciendo a los peregrinos que se habían reunido en la calle.
No faltaron algunso momentos de tensión, ya que el cortejo se equivocó de camino y pasó por calles en las que al no había vallas y la gente se agolpó en torno al coche del papa; él no dejó de sonreir y mostrarse feliz tal y como ha confirmado su secretario al padre Federico Lombardi.
Momentos difíciles para el personal de seguridad, que se vio obligado a rodear el coche e interrumpir la marcha en algunas ocasiones, para poder controlar a las cientos de personas que querían tocar y saludar al papa.
También ayer saltó la noticia de que el domingo la Policía Militarizada del estado de Sao Paolo detonó una bomba de fabricación casera que encontraron en un baño del Santuario de Aparecida, que el papa visitará este miércoles 24, por un deseo personal del mismo Francisco. En un comunicado distribuido por la PM afirmaron que «se trataba de un artefacto casero y de bajo potencial lesivo.
Al respecto el portavoz del Vaticano, señaló que «más que una bomba era un pequeño artefacto casero encontrado en un baño, que ciertamente no estaba unido a la persona del papa y por lo tanto no ha provocado ninguna preocupación» en las autoridades competentes que trabajan por la seguridad de Francisco.
La intensa jornada finalizó con el acto de bienvenida en el Palacio de Guanabara, presidido por la presidenta Dilma Rousseff. En el discurso en portugués, el papa dio una clave de su visita: «No tengo oro ni plata, pero traigo conmigo lo más valioso que se me ha dado: Jesucristo», y recordó de esta manera que su principar labor es comunicar el Evangelio. Destacó también que «Cristo tiene confianza en los jóvenes y les confía el futuro de su propia misión: «Vayan y hagan discípulos»» y añadió que «la juventud es el ventanal por el que entra el futuro en el mundo».
Hoy en el palacio situado en el monte Sumaré, está previsto un día sin visitas oficiales. Mañana por la mañana en helicóptero se dirigirá al santuario de Nuestra Señora Aparecida, después en el seminario «Bom Jesús» comerá con los obispos de la provincia y los seminaristas. Por la tarde, de regreso a Río, visitará el hospital San Francisco de Asís que se ocupa de personas con problemas de dependencia.