Diócesis de Temuco

El reconocer y valorar a nuestros hermanos migrantes

La iglesia diocesana  se unió en oración por todos nuestros hermanos migrantes, sus familias, sus pueblos, por aquellos que piden refugio y asilo en otros países.

En la homilía, el Pbro. Juan Andrés Basly, Administrador Diocesano, celebró la Santa Misa del día del Migrante, en el Templo Catedral, donde señaló: » El sentido último de nuestro  viaje en este mundo es la búsqueda de la verdadera patria, el Reino de Dios inaugurado por Jesucristo, que encontrará su plena realización cuando Él vuelva en su gloria».

Planteó que: «Los dramas de la historia nos recuerdan cuán lejos estamos todavía de alcanzar nuestra meta, la Nueva Jerusalén», pero no por eso debemos desanimarnos, dijo. »  A la luz de lo que hemos aprendido en las tribulaciones de los últimos tiempos, estamos llamados a renovar nuestro compromiso para la construcción de un futuro más acorde con el plan de Dios, de un mundo donde todos podamos vivir dignamente en paz».

Expresó que para que reine esta maravillosa armonía, es necesario acoger la salvación de Cristo, su Evangelio de amor, para que se eliminen las desigualdades y las discriminaciones del mundo presente.

«Nadie debe ser excluido, su proyecto es esencialmente inclusivo y sitúa en el centro a los habitantes de las periferias existenciales, entre ellos hay muchos migrantes y refugiados, desplazados y víctimas de la trata», palabras que fueron profundizadas al manifestar que » Es con ellos que Dios quiere edificar su Reino, porque sin ellos no sería el Reino que Dios quiere. La inclusión de las personas más vulnerables es una condición necesaria para obtener la plena ciudadanía».

Planteó además que » Construir el futuro con los migrantes y los refugiados significa también reconocer y valorar lo que cada uno de ellos puede aportar al proceso de edificación del Reino (…) Este es el gran desafío e invitación a que construyamos juntos con los hermanos migrantes y los refugiados una nueva comunidad, un nuevo mundo, como Dios quiere. Construir el futuro es un gran desafío, porque depende de cómo vivimos el presente,  cómo son las buenas prácticas, las acciones que realizamos hacia los demás en la diversidad, en el intercambio de saberes, en la vivencia cultural, en la acogida al diferente, en el respeto a las expresiones de fe y vivencia espiritual».

A la Santa Misa participaron hermanos de las comunidades de Venezuela, Ecuador, Colombia, quienes nos unimos en oración y recogimiento por todos nosotros.