Diócesis de Temuco

Emotiva Misa de Exequias de querido Padre Juvenal

En una ceremonia en el Templo Catedral de la ciudad de Temuco, se realizó la Misa de Exequias del Padre Juvenal García Mora, querido sacerdote que fue acompañado en esta despedida  por muchas comunidades a través de diversas redes sociales, quienes desde sus hogares siguieron la Eucaristía.

La celebración que fue efectuada bajo las medidas sanitarias de aforo que permite la fase 2, se realizó la mañana del viernes 25 de junio, donde se oró por su eterno descanso, “Un día fue recibido en la familia de los hijos de Dios por el bautismo, quedando para siempre incorporado a Cristo. Otro día por medio del Sacramento del Orden, fue signo e instrumento de Cristo, cabeza y pastor de la Iglesia, desde entonces sus manos, labios y corazón han estado consagrado al ministerio presbiteral”.

La Misa fue presidida por el Pbro. Juan Andrés Basly, Vicario General de la Diócesis San José de Temuco, quien tras saludar dio lectura del mensaje para la comunidad que envió monseñor Héctor Vargas Bastidas, obispo de la Diócesis, señalando: “Queridas hermanas y hermanos en el Señor, les saludo con particular afecto lamentando que por temas de salud no pueda acompañarles esta mañana, pero sí estaré celebrando la eucaristía por nuestro querido hermano. El P. Juvenal partió de este mundo en santa paz y hasta el final manifestó su preocupación y oración fraternal por mi enfermedad. Juvenal se durmió en el Señor y será él mismo quién vendrá a despertarlo, para recibir el premio destinado a los hombres justos y buenos. Un sacerdote fiel aún en medio de situaciones dolorosas que le tocó vivir, de una personalidad muy peculiar y que se hizo querer por los fieles de las comunidades donde sirvió como párroco. Deseo agradecer a las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, en cuyo hogar no se midieron para atender con una caridad admirable al Padre. De igual forma mi saludo y gratitud a todas las amistades que le acompañaron y acogieron con afecto hasta el final, como asimismo mis condolencias a la familia. Querido Juvenal , luego de una extensa e intensa vida de servicio sacerdotal, es hora de descansar en las manos del Señor, y desde tu nueva vida fruto de la Pascua del Señor, intercede por nosotros”.

Luego, tres signos marcaron el inicio de esta liturgia fúnebre, instancia donde el Vicario Pastoral, Pbro. Ariel Valdez, encendió el cirio pascual: “ (….) Que el  resplandor de esta luz ilumine nuestras tinieblas y alumbre nuestro camino de esperanza hasta que lleguemos a ti”. Posteriormente, puso sobre el féretro una casulla y estola, “ (…) concédele que ahora revestido de Gloria en tu presencia te celebre con tus santos eternamente” y el Libro de los Evangelios, “ que el presbítero Juvenal, que tuvo en este mundo la misión de anunciar el evangelio de Cristo, goce ahora contemplando cara a cara aquella misa verdad”.

Tras la proclamación del Santo Evangelio de parte del diácono Sergio Cifuentes,  la homilía estuvo a cargo del vicario judicial de la Diócesis San José de Temuco, el Pbro. Carlos Hernández Cordero, quien por muchos años trabajó como párroco junto al Padre Juvenal en la parroquia Nuestra Señora del Carmen de la comuna de Chol Chol.

“Celebramos la pascua del padre Juvenal García Mora, sacerdote de Cristo, incardinado en el clero diocesano de Temuco, nuestro presbiterio, pero primeramente redentorista de corazón, hijo de San Alfonso María de Ligorio, y por lo mismo, elocuente predicador e incansable misionero (…) como comunidad diocesana, unidos en comunión espiritual con nuestro Obispo y el Pueblo de Dios, nos congregamos para agradecer al Señor el don del Sacerdocio Ministerial que le fue confiado al padre Juvenal y que con generosidad ejerció durante tantos años en diferentes comunidades de nuestra diócesis de San José de Temuco”.

Continuó sus palabras, señalado: “Gracias Señor por tantos frutos que nos has concedido a través del sacerdocio del padre Juvenal. Gracias Señor por su entrega y pasión por el Reino; por su sencillez de vida y la sabiduría que fue cultivando a lo largo de los años y a partir de tan variadas experiencias, duras y complejas que le tocó vivir”.

Destacó que el padre Juvenal, es un gran testimonio de generosidad, resaltando su  vida simple y austera, “su deseo por defender y promover siempre la dignidad de las personas y ayudar anónimamente a tantos hermanos y hermanas en sus necesidades y anhelos más profundos”.

Manifestó que son innumerables las anécdotas y los recuerdos que permanecerán por mucho tiempo en la mente y en el corazón de quienes lo conocieron y compartieron en algún momento de su vida y de su ministerio, “ Muchos recordaremos sus interesantes y profundas reflexiones metafísicas a partir de las cuales nos llevaba a las profundidades del saber teológico, de la mano de San Agustín y del admirable doctor angélico, haciendo increíblemente inteligible y cercano los pensamientos densos y abstractos de estos y otros grandes pensadores a los que él asiduamente consultaba en la lectura serena y reposada de la que gozaba especialmente en el silencio y la soledad de la noche y que normalmente se prolongaba hasta el amanecer, lectura que era acompañada, por cierto de sus inseparables amigos: su buen café y su fiel cigarro (…)Su espíritu inquieto, su interés por conocer y comprender el mundo y la realidad, su permanente deseo por adentrarse en el misterio de Dios Uno y Trino, su afán por estar al día en todo, lo mantenían siempre activo y tremendamente vital, aún cuando permaneció más de veinte años aparentemente encerrado en la casa parroquial de Chol Chol viviendo austeramente en un reducido espacio, y siendo feliz, sólo con lo estrictamente necesario”.

El Padre Carlos Hernández, con emotivas palabras y sentir, agradeció por la vida del querido padre Juvenal y del afecto de muchos con quienes compartió, “Agradezco públicamente la compañía y colaboración sacerdotal que recibí del padre Juvenal en la querida y recordada parroquia Nuestra Señora del Carmen de Chol Chol, donde ejercí como párroco por primera vez y por espacio de ocho años.

Testimonió que “Al concluir mis estudios en Europa, Mons. Camilo Vial, me encomienda la cura pastoral de esta comunidad parroquial, en compañía del padre Juvenal quien ya llevaba sus buenos años allí, mucho antes que yo. Fui testigo del afecto y admiración que el padre Juvenal despertaba en la gente, especialmente de las comunidades rurales y mapuche, con su singular estilo pastoral. Agradezco su apoyo y sabio consejo en las delicadas y complejas tareas que la Iglesia me confió en la Vicaría Judicial y en la Cancillería de la Curia Diocesana. Gracias padre Juvenal por estar conmigo en las horas difíciles y por compartir su sabiduría y experiencia de vida”.

Enfatizó en su homilía, en que “Frente a tantos cuestionamientos y cambios culturales, políticos, sociales, económicos y religiosos que enfrentamos como Iglesia, la pascua del padre Juvenal, es un llamado a replantearnos seriamente nuestra pastoral y nuestro ministerio redescubriendo la sencillez del Evangelio que nos invita a seguir al Señor siendo servidores de su Pueblo en la humildad y en la entrega de la vida, en la verdad y la justicia, en lo cotidiano y en lo simple, para así dar fruto en abundancia”.

Concluyó sus palabras, agradeciendo a quienes  lo acogieron en este tiempo, “No puedo terminar estas palabras sin antes agradecer a las Hermanitas de los Ancianos Desamparados que con amor y esfuerzo acogieron al padre Juvenal en la última etapa de su vida, cuidándolo y aceptándolo con caridad fraterna. Gracias hermanitas por vuestro servicio a la Iglesia y su cariño por los sacerdotes. Dios que conoce las intenciones de nuestro corazón sabrá recompensarles tanta bondad dispensada”.

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