Mañana tendrá lugar en Roma un encuentro internacional sobre el tema: ‘Por un mundo sin la pena de muerte’ promovido por la Comunidad de San Egidio. Deseo que el simposio pueda dar un renovado impulso al compromiso en favor de la abolición de la pena capital. Es un signo de esperanza ver que se desarrolla y difunde cada vez más en la opinión pública una posición contraria a la pena de muerte, también como instrumento de legítima defensa social. En efecto, las sociedades modernas tienen la posibilidad de reprimir eficazmente el crimen, sin quitarle definitivamente a aquel que lo ha cometido la posibilidad de redimirse. El problema se debe enfocar en la perspectiva de una justicia penal, que sea cada vez más conforme a la dignidad del hombre y al designio de Dios sobre el hombre y sobre la sociedad, y también a una justicia penal abierta a la esperanza de la reinserción en la sociedad. El mandamiento ‘no matarás’ tiene valor absoluto y se refiere tanto al inocente como al culpable.
El Jubileo extraordinario de la Misericordia es una ocasión propicia para promover en el mundo formas cada vez más maduras de respeto de la vida y de la dignidad de toda persona. También el criminal mantiene el inviolable derecho a la vida, don de Dios. Me apelo a la conciencia de los gobernantes, para que se alcance un consenso internacional para la abolición de la pena de muerte. Y propongo a cuantos entre ellos son católicos que cumplan un gesto valiente y ejemplar: que no se ejecute ninguna condena a la pena de muerte en este Año Santo de la Misericordia.
Todos los cristianos y los hombres de buena voluntad están llamados hoy a obrar no solo en favor de la abolición de la pena de muerte, sino también con el fin de mejorar las condiciones de reclusión, en el respeto de la dignidad humana de las personas privadas de la libertad».
Después de su cordial saludo a los numerosos peregrinos de Roma, de Italia y de otros países, entre ellos provenientes de España: Sevilla, Cádiz y Ceuta, así como unas palabras en especial a la comunidad Papa Juan XXIII, fundada por el Siervo de Dios Don Oreste Benzi, que ha promovido para el próximo viernes por las calles del centro de Roma, un ‘Vía crucis’ de solidaridad y de oración por las mujeres víctimas de la trata de personas
Y como se había anunciado, el Papa aconsejó la medicina espiritual de la Misericordina, en especial en la Cuaresma del Año de la Misericordia:
«La Cuaresma es un tiempo propicio para cumplir un camino de conversión que tiene como centro la misericordia. Por lo tanto, hoy, he pensado regalarles a ustedes que están aquí en la plaza una ‘medicina espiritual’ llamada Misericordina. Ya lo hicimos una vez, pero ésta es de mejor calidad: es la Misericordina plus. Una cajita que contiene un Rosario y una imagen de Jesús Misericordioso. Ahora la van a distribuir los voluntarios, entre los cuales hay pobres, sin techo, prófugos y también religiosos. Reciban este don como una ayuda espiritual para difundir, en especial en este Año de la Misericordia, el amor, el perdón y la fraternidad».
Fuente: www.news.va