El Pbro. René Riquelme Fuentes, Decano Decanato de Victoria, se refiere a la festividad de Corpus Christi, señalando que: » Hoy en la fiesta del Corpus Christi, es la oportunidad para reflexionar sobre la profundidad del amor del Señor, que ha querido quedarse oculto bajo las especies sacramentales».
“Este es mi Cuerpo” y Jesús se inmolo ocultándose bajo las especies de pan. Ahora está allí, con su carne y con su sangre, con su alma y con su Divinidad; lo mismo que el día en el que Tomas metió los dedos en sus llagas gloriosas. Sin embargo, en tantas ocasiones, tú cruzas de largo, sin esbozar ni un breve saludo de simple cortesía, como haces con cualquier persona conocida que encuentras al paso. ¡Tienes bastante menos fe que Tomas! (SURCO, 684)
Ante todo, hemos de amar la Santa Misa que debe ser siempre el centro de nuestro día. Si vivimos bien la Misa ¿Cómo no continuar luego el resto del día con el pensamiento en el Señor, con el deseo de no apartarnos de su presencia, para trabajar como él trabajaba y amar como el amaba? Aprendamos entonces a agradecer al Señor esa otra delicadeza suya: que no haya querido limitar su presencia al momento del sacrificio del altar, sino que haya decidido permanecer en la Hostia Santa que se reserva en el sagrario.
En muchas partes se realiza la procesión del corpus christi que hace presente a Cristo por los pueblos y las ciudades del mundo. Pero esa presencia, no debe ser ruido de un día que se escucha y se olvida. Ese pasar de Jesús nos debe traer a la memoria que debemos descubrirlo también en nuestro quehacer de cada día. Junto a esa procesión solemne, debe estar la procesión callada y sencilla, de la vida corriente del cristiano, hombre entre los hombres, pero con la dicha de haber recibido la fe y la misión divina de convertirse de tal manera que renueve el mensaje del Señor en la tierra. Seguramente no nos faltan errores, miserias, pecados. Pero Dios está con su pueblo y hemos de disponernos para que se sirva de nosotros y se haga continuo su presencia entre nosotros.
Por último, pidamos juntos al Señor nos conceda a todos ser almas de Eucaristía.
¡Felices Fiestas del Corpus Chisti!