En la columna dominical, publicada en el diario Austral de la ciudad de Temuco, el Pbro. Leonardo Villagrán, miembro Colegio de Consultores, Diócesis San José de Temuco, se refiere a ” Este domingo la Iglesia Católica nos invita a meditar el texto de las Bienaventuranzas (Felices…) que nos presenta el evangelio según San Mateo. Ellas reflejan la actitud cercana y amorosa de Dios y por otro lado, la disposición que debemos tener para acoger su proyecto para la humanidad. Ellas expresan los sentimientos y opciones que realizó Nuestro Señor Jesucristo”.
Dos claves podemos descubrir en este hermoso texto: Una es la opción por el camino de la pobreza espiritual, poniendo la confianza en Dios y dejando a un lado la tentación de la autosuficiencia, y una segunda es colaborar para que el proyecto de Dios se haga realidad en nuestra historia, rechazando el camino del orgullo y de la violencia, y trabajando por la justicia y la paz.
No podemos excluir a Dios de nuestra vida, que es una tentación de moda en nuestro tiempo, ya que en Él encontramos la verdad sobre lo que somos y estamos llamados a ser. La gran invitación es asumir el estilo de vida de Jesús, que se debe transmitir a las nuevas generaciones con el ejemplo de vida y con sabios consejos. En este tiempo de verano, donde muchas familias tienen la oportunidad de compartir más tiempo, sería un momento propicio que con diálogo y testimonio de vida, pudiéramos transmitir que las personas valen por lo que son y no por lo que tienen, que nadie se puede sentir superior a los demás, que el camino de la humildad y del diálogo nos ayuda a crecer y que el camino del orgullo y de la violencia no nos hace mejores personas, y como consecuencia trae dolor y soledad. Por otra parte, en Enero se han conocido los resultados de la PAES y se ha vivido el proceso de postulación a las carreras que ofrecen las Instituciones de Educación Superior, y surge la interrogante si el proceso de elección de una carrera ha sido simplemente por el sueldo futuro o porque a través de esa profesión se realizarán integralmente y aportarán con sus talentos y conocimientos en la construcción de un mundo mejor.
La fe cristiana no nos hace evadir nuestra responsabilidad en la construcción del mundo, sino que por el contrario, nos interpela para que lo hagamos viviendo los valores del Reino: verdad, justicia, solidaridad, fraternidad, paz. Este estilo de vida se aprende en la familia, desde niños. A veces, nos quejamos al ver las noticias de como es nuestra convivencia y todos los actos de injusticia y violencia, sin embargo, es tarea nuestra poder trabajar para cambiar el rostro de nuestra sociedad…y el camino es el de las Bienaventuranzas.