Diócesis de Temuco

María Isabel Toledo, Directora de la Unidad de Humanización del HHHA «Los funcionarios de salud somos sanadores heridos”

Acompañar a pacientes, familiares y a los propios funcionarios de la salud en el diario vivir al interior del Hospital de Temuco, y sobre todo en medio de los retos que impone la pandemia, es la función del equipo de voluntarios que dirige esta médico, quien comparte cómo la humanización y el acompañamiento espiritual cobran mayor importancia en estos días.

La alianza surge entre la Unidad de Acompañamiento Espiritual del Hospital Regional Hernán Henríquez Aravena en conjunto con la Diócesis San José de Temuco, quienes ponen a disposición este Centro de Escucha, a través de atención telefónica o video llamada de Sacerdotes, Pastores, Diáconos y Voluntariado, para acompañamiento llamando al fono 45 2 55 67 74 / WhatsApp +56 9 81 36 53 61 / Correo electrónico: unidadae@gmail.com / Horario de Atención: 08:00 a 17:00 horas. Esta entrevista fue publicada en el Diario Austral, el domingo 5 de Julio.

Enfrentar a diario la enfermedad, un diagnóstico complejo e incluso la muerte, es parte de la tarea que tiene en sus manos el equipo de salud que hace posible el funcionamiento del principal centro asistencial de La Araucanía, el Hospital Hernán Henríquez Aravena de Temuco.

Al interior de este complejo, existe una unidad que aboga por acompañar no sólo a los pacientes y familiares para lidiar con un cúmulo de emociones intrahospitalarias, sino también a los funcionarios, a los cuidadores de otros, que en plena pandemia batallan a diario con el covid y los retos asociados que trajo consigo.

Se trata de la Unidad de Humanización y Acompañamiento Espiritual, dirigido por la doctora María Isabel Toledo, un espacio que va más allá de la medicina, y del cual habla desde la experiencia en esta entrevista.

– Dra. ¿qué es la Unidad de Humanización y Acompañamiento Espiritual y a qué se dedica dentro del Hospital de Temuco?

Las unidades de Acompañamiento Espiritual han asumido la misión de impulsar e implementar la Humanización de la Salud. Que en esencia es un modelo de atención centrada en la persona, mirada como un ser complejo, pluridimensional, único, vulnerable, trascendente, inmerso en un contexto familiar y social, con creencias y valores enraizados en una cultura. La salud humanizada es una salud que respeta y cuida sin excepción (…) Para trabajar la humanización un grupo de funcionarios se ha comprometido, destinando sus competencias y tiempo de manera muy generosa. Conformamos un Comité de Humanización de la Unidad de Acompañamiento, que ha tenido como misión impulsar este modelo, apoyar iniciativas humanizadoras en la institución y organizar diversas instancias de capacitación y un Diplomado de Acompañamiento en alianza con la UCT. Estas unidades nacen a partir del Reglamento de Asistencia Religiosa en Recintos Hospitalarios del año 2007 (…).  Acogemos a los voluntariados, les capacitamos y velamos porque se garantice el respeto a las creencias personales, la libertad religiosa y de culto. Actualmente, participan más de 100 personas, en voluntariados evangélicos y católicos, Clown Hospitalario Doctores Pinta-Sonrisas, el Centro de Escucha que nace en alianza con la Universidad Autónoma de Temuco y Arteterapia.

– ¿Cuáles con los principales retos que enfrenta un funcionario o funcionaria en el trato habitual con las personas en enfermedad?

Los funcionarios de salud somos sanadores heridos, portadores de las mismas heridas con las que llegan los pacientes, con una historia de vida con duelos y experiencias que no nos hacen diferentes de las personas enfermas, sólo estamos de un lado y en otras ocasiones, también estamos del otro. Lo que nos permite este rol son ciertas competencias. Los desafíos que se nos plantea en el trato habitual son varios y grandes. En primer lugar, ponernos de manera horizontal en el lugar de los enfermos, empatizar sin desfallecer en el  intento, transmitir la confianza en que hacemos nuestro mejor esfuerzo. Aquí se nos propone acoger y  comprender, entendiendo que también es necesario se mantenga un marco de respeto mutuo. Otro gran desafío es que cuando ya no podamos curar a alguien, le podamos cuidar y que cuando no tenga posibilidades terapéuticas lo sigamos tomando de la mano y le acompañamos en ese viaje final.

– ¿Cuán distinto es abordar estos temas con un niño o una niña y, en el otro extremo, con una persona adulta mayor?

Acompañamiento proviene de la palabra “cum-panis”, que significa “comer pan juntos”. Te acompaño en el sentimiento, te digo comamos juntos el pan del sufrimiento, así me sumerjo en el mundo de quien visito, acogiendo su vivencia y en ello cada persona es un mundo y transita por su proceso de enfermedad de manera única, distinto de todos los otros, sin importar su edad. En el acompañamiento es necesario considerar el espacio interior del otro como tierra sagrada, donde si quiero entrar debo descalzarme y despojarme de mis prejuicios. El secreto es escuchar, escuchar no sólo con los oídos (…), si nosotros nos disponemos de esta forma, veremos cómo ellos nos dan lecciones de vida y sabiduría, desde niños a adultos mayores. Los maestros son ellos.

– Con la llegada de la pandemia, ¿qué desafíos han surgido para esta unidad?

Un cambio importante fue la imposibilidad de asistir presencialmente al hospital. Quedaron apartadas las familias de pacientes. Allí la gestión para concretar las video llamadas resultó fruto de una serie de acciones coordinadas. La salud mental de todos se vio afectada. Hoy, se ofrece acompañamiento emocional a través de llamadas o video llamadas en el Centro de Escucha a pacientes, a familiares y funcionarios. La Unidad de Acompañamiento, hasta antes de la pandemia, ofrecía entre 11 mil y 14 mil atenciones presenciales al año. Desde Marzo han sido suspendidas. El acompañamiento espiritual hoy también se ofrece de manera remota. El voluntariado Clown Hospitalario Doctores Pinta-Sonrisas también se ha hecho parte de la bella experiencia a través de video llamadas. Se han realizado atenciones puntuales de manera presencial, en su mayoría, al final de la vida. Se ha visitado para orar, bautizar y dar unciones. Para ello se toman todas las medidas de protección. En tiempo de pandemia se nos encomendó otra misión: implementar un sistema que asegure la comunicación de personas sordas con el equipo de salud.

ACARICIAR EL ALMA

– ¿Es muy distinto acompañar a los pacientes en el contexto de una crisis sanitaria?

Creo que la brecha se produce en este distanciamiento físico, que hoy es necesario. Están suspendidas las visitas, por ellos el gran desafío que se nos propone hoy es que este distanciamiento físico no sea un distanciamiento social y que aislemos el virus, no a las personas. Distanciarse no debe significar soledad o abandono. De manera creativa, valiéndonos de la tecnología y todos los recursos posibles, ya sea cartas, dibujos u otros y en forma segura, tenemos que alcanzar a quien nos necesita. Hoy nuestro acompañamiento perdió el abrazo, no podemos tomar la mano, signos de fraternidad y de compañía, pero aún podemos acariciar el alma con una mirada o con una palabra.

– ¿Hay un común denominador en cuanto a las necesidades de los pacientes?

Hoy, se repite en el corazón de quienes se hospitalizan la pregunta si ¿podrá o no regresar a su hogar para volver a ver a los familiares? La otra preocupación importante es el bienestar de quienes están en su hogar, por ello es tan importante la comunicación. Las video llamadas implementadas han sido un bálsamo para quienes se hospitalizan, su familia y son valoradas por los integrantes del equipo de salud.

– Hace poco hubo un curso para funcionarios dictado por su unidad donde compartieron algunas vivencias. Desde la realidad local, ¿qué experiencia(s) ejemplificadora(s) podría compartir para entender mejor el valor de la humanización de la salud?

Las video llamadas en sí han sido una de las experiencias más humanizadoras, donde -apoyados por las autoridades- colaboramos como Comité de Humanización. Esto involucró a la comunidad que donó los dispositivos, el Departamento de Calidad y Seguridad del paciente en conjunto con la Unidad de Redes y Soporte Informático, que habilitaron los equipos y generaron las condiciones de conectividad; la Unidad de Infecciones Asociadas a la Atención de Salud, que aportó sus recomendaciones. Los equipos de atención clínica recibieron los equipos e hicieron el contacto con los familiares, la Unidad de Relaciones Públicas y Comunicaciones difundió la iniciativa y fruto de esta red de colaboración, quienes estaban distanciados de sus familias pudieron verse, saludarse, compartir la alegría de un bebé que nació, saludar a quien se está recuperando o despedirse, distanciados, pero no solos y mucho menos abandonados. Esta iniciativa ha generado también una cadena de acciones de gran generosidad y bondad para que quien está hospitalizado reciba una caricia en su alma.

– ¿Alguna situación de esta misma naturaleza que en lo personal haya sido significativa para usted?

Creo que conocer todas las iniciativas que se han ido realizando al interior del hospital en este tiempo, resulta emocionante, ver cómo estando en un tiempo extremadamente difícil, donde se vive una pandemia histórica, con una mortalidad no vivida en nuestra generación, donde nuestra Región fue duramente afectada, brota con fuerza la vocación de servicio, donde a pesar del temor a enfermar vas al hospital queriendo ayudar a otros desde tu rol y tus competencias y no conforme con eso quieres ir más allá.

– Dra. ¿diría que es el duelo la situación más compleja a enfrentar en el trato diario con pacientes y familiares?

El duelo es toda pérdida que nos causa sufrimiento y se vive un duelo no sólo con la muerte de un ser querido (…). Constantemente estamos enfrentados a personas en procesos de duelo, quienes transitarán por distintas etapas y que es importante reconocer: negación, ira, negociación y depresión, para llegar a la etapa de aceptación, donde resignificas esa pérdida y permanece en un lugar especial de tu vida. A diario nos vemos enfrentados a esta situación y nosotros también vamos transitando por nuestros propios duelos. La mayoría de los duelos se viven junto a los seres queridos, pero hay ocasiones en que se necesita apoyo emocional y orientación psicológica y para ello contamos con el Centro de Escucha o de acompañamiento espiritual.

– Informar la muerte de una persona a una familia es un deber, pero no está exento de sutilezas y emociones en juego, ¿cómo se prepara a un funcionario para esta particular misión?

Informar la muerte de una persona es una situación lamentable y un momento que nadie desea tener. Esta formación no estaba incorporada en nuestro currículum. Pero hoy existe conciencia que debe tomarse con toda la delicadeza que requiere ese momento y se conocen la forma y consideraciones a tener en cuenta, por ello nos hemos propuesto capacitar en estos temas. Debemos hacer todo lo posible para no agregar un dolor a ese momento (…). Hay equipos que han realizado capacitaciones e incluso recrean escenarios de simulación clínica de alta fidelidad para este propósito.

– El Hospital de Temuco inauguró en pandemia “la campana de la esperanza”. ¿Qué efectos o alcances tiene un símbolo como este?

La campana es un signo que nos recuerda a Mario Aravena, el joven bombero que dio la batalla a la leucemia, alguien que en su camino fue portador de luz y vida. Han pasado 9 años desde su partida, aun no estando presente hace que con el sonido de la campana, que celebra a una persona recuperada de covid, hoy sintamos esperanza, se celebre la vida y broten esos rasgos bondadosos de nuestra humanidad.

EL QUE CUIDA

– Doctora, fuera de los pacientes, ¿cómo se cuida a quienes cuidan a otros?

Cuidar a quienes cuidan es esencial en el mundo de la salud. Sabemos que la atención directa, el tiempo, los sistemas de turnos, la exposición al sufrimiento y a la muerte generan un desgaste. Hay descrito un síndrome llamado de Burnout o síndrome del quemado en que, progresivamente, el trabajador se desgasta por el estrés continuo. El autocuidado personal es el eje central. Estar atento a lo que me sucede con mi trabajo es fundamental. Allí está la prevención. Al interior de nuestra Institución se ha activado además, una serie de instancias de prevención, capacitación y atención en salud mental que han sido ofrecidas a todo el personal. Destaca la red de apoyo psicológico articulado desde el Departamento de Desarrollo de las Personas, con psicólogos y psiquiatras que están apoyando desde distintos servicios y unidades. Aquí colabora el Centro de Escucha (…). Existen, además, de manera externa, diversas redes de apoyo para atención de salud mental gratuita. La comunidad de Temuco también se ha hecho presente de diversas formas, pues han sido un bálsamo en el corazón los gestos recibidos, a través de saludos, cartas, redes sociales, lienzos, videos, distintas manifestaciones de apoyo y cariño y en las diversas donaciones que agradecemos.

– ¿Qué lecciones está dejando la experiencia covid para el fortalecimiento de la humanización de la salud?

Es tiempo de avanzar en esta nueva visión como institución, con un rostro más humanizado en su estructura, organización y gestión. Está el anhelo y el potencial humano, ahora hay que transformarlo en un programa que otorgue el marco para que se transforme en parte de nuestra cultura organizacional.