Una extensa columna de cientos de feligreses de todas las parroquias de los decanatos Temuco norte y sur de la diócesis San José de Temuco junto a monseñor Héctor Vargas Bastidas, recorrió céntricas calles y avenidas de la capital regional de La Araucanía, en la festividad de la Santísima Virgen María, caminar que fue acompañado de cantos y oración para agradecer y pedir su protección maternal.
Durante el recorrido, cientos de fieles saludaban desde sus casas, departamentos, automóviles, a los peregrinos que con mucho júbilo y devoción mariana, se dirigían hasta la Gruta del Cerro Ñielol, donde aún más personas, esperaban la llegada de la imagen de Nuestra Madre celestial, donde el Obispo presidió la Santa Eucaristía, señalando que: “Hemos peregrinado una vez más desde nuestras comunidades, para testimoniar nuestra fe en Jesucristo y en su Madre Santísima. Lo hacemos en medio de una crisis social de proporciones. Los acontecimientos vividos son motivo de gran preocupación, tanto por sus causas como por su desarrollo y sus efectos”.
“Entendemos que son parte de un proceso que venimos experimentando durante décadas y que tiene consecuencias profundamente humanas que no podemos ignorar. Los clamores, angustias y descontento, se han manifestado con claridad en asuntos tan relevantes para nuestro pueblo como salud, educación, medio ambiente, salarios, pensiones, servicios básicos y sobreendeudamiento. En el fondo, no pocos atentados en contra del valor de la vida y de la dignidad del ser humano”.
Agregó´: “Todo esto pone de manifiesto cómo grandes valores, que formaban parte del sustrato cristiano de nuestra historia y convivencia política, social y económica, se habían venido debilitando gravemente. Asimismo, es hora que también todos nosotros, a nivel personal, familiar, social, reconozcamos que con nuestras actitudes, de un modo u otro, también hemos colaborado en crear una sociedad con estas características”.
“Por otra parte, la violencia irracional y destructiva de grupos aislados, la pérdida de vidas humanas y heridos, han causado un daño y dolor enormes. La gente no sólo está cansada de la injusticia, sino también de la violencia (…) hemos visto tantos ciudadanos y ciudadanas manifestándose pacíficamente a lo largo de Chile, y que desean convertirse en protagonistas de este proceso, comprometidos en la construcción de un mejor país, generándose espontáneamente muchos espacios de participación , donde las personas se escuchan y valoran, exponiendo sus dolores, sus sueños de nuevas formas de convivencia, trato y condiciones de vida más justas y dignas en la sociedad”.
Solemnidad de la Purísima
“En esta hermosa fiesta de la Inmaculada Concepción, en dos pasajes de la palabra de Dios, es Él quien aparece buscando justamente al ser humano, para construir un mundo mejor (…) María vive fiándose de Dios en todo y para todo, y su “sí” a Él, permitió la venida y nacimiento del Salvador, y con Cristo la victoria sobre la muerte y la derrota definitiva del maligno. Ese es el secreto de la vida. Todo lo puede quien se fía de Dios, y hoy miramos la belleza de la Virgen, nacida y vivida sin pecado, siempre dócil y transparente a Dios”.
Enfatizó sus palabras, diciendo: “Este canto de María nos lleva a pensar también en tantas situaciones dolorosas actuales que hemos mencionado, particularmente en las mujeres superadas por el peso de la vida, el drama de la pobreza, del abuso y la violencia. Que para ellas llegue cuanto antes el inicio de una vida de paz, de justicia, de amor, en espera del día en el cual, finalmente, se sentirán aferradas por manos que no las humillen, sino que con ternura las levanten y conduzcan por la senda de la vida, hasta el cielo”.
El Adviento
“Y todo esto nos sucede en el Adviento, el tiempo de preparación del nacimiento de Jesús.
¡Necesitamos esperanza! Podemos sentirnos perdidos y también un poco desanimados, porque nos sentimos impotentes y nos parece que esta oscuridad ganara. Pero no hay que dejar que la esperanza nos abandone porque Dios con su amor camina con nosotros, no nos deja solos y el Señor Jesús ha vencido al mal y nos ha abierto el camino de la vida. Sobre todo en este Adviento, en el que nos preparamos para dar la bienvenida al misterio consolador de la Encarnación y de la luz de la Navidad (…) Nuestro país, necesita más que nunca esta esperanza, que como cristianos estamos llamados a testimoniar. Entre todos, trabajemos para que esta esperanza, como María, permanezca siempre sin mancha, Inmaculada”.
Al concluir sus palabras, se efectuó el rito de consagración a la protección de la Virgen María por el país, donde se dirigió la mirada y se extendieron las manos hacia la imagen de la Santísima Virgen María, momento de mucha fe y esperanza unida a la oración por Chile.