Al concluir la 122ª asamblea plenaria, los obispos y administradores de la Conferencia Episcopal de Chile comparten con las comunidades católicas y la opinión pública sus reflexiones acerca del devastador impacto y huella social de la pandemia, la situación de los migrantes, la nueva constitución, la reparación a víctimas de abuso, los procesos de escucha y discernimiento de la Iglesia chilena y latinoamericana; así como el desafío de ejercer mejor su servicio en medio de los pobres y sufrientes de hoy.
En el mensaje conclusivo de la asamblea, realizada entre el 13 al 16 de abril de modo telemático, los integrantes del episcopado nacional dan cuenta de sus diálogos sobre diversas temáticas, resaltando entre ellos seis puntos:
Pandemia
Los obispos expresan su preocupación por “la difícil situación que vive nuestro pueblo” por el impacto “devastador de la pandemia del Covid-19, por sus consecuencias y huella social: pobreza, cesantía, empleo precario, bajos ingresos y problemas de salud mental en tantas familias”. Debido a ello se anuncia que continuarán con “nuevas fuerzas las diversas campañas solidarias, a nivel nacional y diocesano a través de la red Caritas, para apoyar a las familias de mayor vulnerabilidad”, apelando a la generosidad de todos para que nadie sufra hambre ni frío en estos meses. También se reitera una inmensa gratitud al personal sanitario, a los servidores públicos y voluntarios que siguen entregando su mayor esfuerzo. Junto con deplorar que esta tragedia sea minimizada por personas y grupos, los pastores expresan que “hacemos nuestra la decepción de numerosas personas que esperaban, especialmente en el mundo político, mayor altura de sus líderes”, invitando a las personas a cuidarse, respetando las medidas sanitarias, y especialmente a no exponer a riesgos a los más vulnerables. “Desde esta prioridad por la vida y el cuidado de la salud, consideramos que la expresión pública de la fe resulta esencial para que la comunidad fortalezca su esperanza y lleve consuelo a los que sufren”.
Migrantes
En el texto también se manifiesta la especial preocupación por los migrantes, quienes “en la pandemia han sido los primeros en perder su trabajo y han quedado en la más completa indefensión”, agregando que en “comunión con el papa Francisco, invitamos a acogerles como quisiéramos ser nosotros mismos acogidos, a proteger sus derechos y su dignidad, a promover su desarrollo e integrarlos plenamente en la sociedad”. Por ello se reconoce que la nueva ley ha presentado un marco para generar una migración segura, ordenada y regular; valorando el proceso de regularización que se ha abierto para una parte importante de ellos y haciendo un llamado a extenderlo a todos los que se encuentran en esa situación.
Nueva Constitución
En este ámbito se recuerda que la Conferencia Episcopal publicó una síntesis de los principios y valores de la enseñanza social de la Iglesia, “pensando en criterios para el discernimiento que, desde nuestra perspectiva, cada compatriota ha de tener para elegir a las personas que elaboren una nueva Constitución para el país”. Principios y valores que se promueven desde el Evangelio como “el valor de la vida humana desde su concepción hasta su muerte natural y los principios de la solidaridad y destino universal de los bienes, hoy se ven involucrados en diversas iniciativas de ley, como el proyecto de eutanasia y otros que se relacionan con la justicia y seguridad social”. Pensando en lo mejor para la patria, se invita a conocer este documento que se encuentra disponible en www.iglesia.cl.
Reparación a víctimas de abuso
Con respecto al abuso sexual en contextos eclesiales, los obispos señalan que “es clara nuestra conciencia de que este flagelo contradice el Evangelio y debemos erradicarlo. Porque nos duele inmensamente que esto haya ocurrido, en esta asamblea dimos un nuevo paso en la búsqueda de criterios comunes para ofrecer una reparación integral a las víctimas de abuso sexual en contextos eclesiales”. Para ello una comisión especial junto al Consejo Nacional de Prevención de Abusos y Acompañamiento a Víctimas, presentó criterios, consideraciones y propuestas, en el marco de lo establecido por las normas canónicas y leyes chilenas. “Con los aportes presentados, esperamos avanzar hacia un lineamiento común del Episcopado en los próximos meses, para ponerlo a disposición de las comunidades eclesiales”, reiterando la decisión de “estar cerca de las víctimas, acompañarles y colaborar en todo lo que podamos para su reparación integral por los daños sufridos, conscientes de que es mucho lo que tenemos que aprender de lo que han vivido hermanos y hermanas nuestros”.
Discernimiento y asambleas
Otro de los temas tratados en estos días fueron dos importantes procesos sinodales de escucha y participación que están en marcha: el proceso nacional de discernimiento iniciado el 2018 en búsqueda de caminos de conversión y renovación que tendrá como hito del proceso la tercera Asamblea Eclesial Nacional; y la Asamblea Eclesial de carácter continental convocada por el CELMA para noviembre de 2021. Respecto de ellas, se invita a una amplia participación de las personas y comunidades.
Nuestro lugar junto a los pobres y sufrientes
Finalmente, los integrantes del episcopado señalan que “nos interpelan y desafían como pastores situaciones graves y delicadas, como la violencia latente y patente que genera un ambiente de temor, aislamiento y una constante reacción de odiosidad de unos contra otros”, manifestando su inquietud por la situación en la Araucanía, “donde la persistente tensión y violencia termina desplazando o inhibiendo todo intento de abordar como Estado esta histórica deuda”. Frente a estas realidades, “fraternalmente hemos dialogado en esta asamblea sobre cómo ejercer mejor nuestro servicio, escuchando con humildad a todos. Hoy, en momentos de dolor, nuestro lugar está en medio de los pobres y sencillos, en las parroquias y comunidades, junto a los enfermos y las familias que han sufrido y siguen sufriendo”.
El mensaje concluye, recordando a los creyentes que “la fe en Cristo Resucitado, fuente de esperanza, es el centro de la misión de la Iglesia”, llamando en estas circunstancias complejas, a ser instrumentos de su amor, rostros de “misericordia y acogida, palabras de consuelo, tiempos generosos de escucha, sembradores de paz y de alegría, luchadores incansables por la verdad y la justicia”, agregando una invitación a orar con fe y perseverancia, confiando en la gracia del Señor y uniendo “nuestro esfuerzo y responsabilidad hasta que podamos volver a encontrarnos en nuestras comunidades para celebrar nuestra fe y crecer en fraternidad”, bajo la intercesión de San José, padre adoptivo del Redentor y esposo de la Virgen Santa.
– Leer mensaje conclusivo de la 122ª Asamblea Plenaria CECh
Mensaje Conclusivo 122ª AP CECh 20210416