Diócesis de Temuco

Monseñor Héctor Vargas “Nuestra Esperanza es el Diálogo”

En su columna dominical publicada el domingo 01 de Agosto en el Diario Austral, el obispo de la Diócesis San José de Temuco, monseñor Héctor Vargas Bastidas, ahonda sobre el trabajo realizado junto a las Universidades  de la región sobre la situación de La Araucanía.

A fines de enero del presente año, motivados y muy preocupados por la situación de la Región, decidimos con el Centro de Políticas Públicas, la Dirección de Análisis Institucional y la Gran Cancillería de la Universidad Católica de Temuco, iniciar un trabajo de reflexión acerca de La Araucanía. Al poco andar, tomamos la decisión de invitar a todas las Universidades de la Región, con la finalidad de llevar a cabo un trabajo y una propuesta de todo el mundo académico, la gran acogida y disponibilidad de todos los Rectores y de sus equipos técnicos fue clave y valiosa; sus aportes al documento final se vio enriquecido por la diversidad de sugerencias y observaciones.

Posteriormente, se concordó que el documento fuera dado a conocer a la región y al país a través los medios de comunicación, además enviado a los poderes del estado y a la convención constituyente. El referido documento está estructura en cuatro pilares fundamentales, el reconocimiento de los pueblos originarios a nivel global; la dolorosa situación de La Araucanía; caminos posibles para un nuevo pacto y la urgencia de escuchar a La Araucanía.

Quienes convivimos en La Araucanía hemos sido testigos de la fragilidad histórica de las relaciones entre el pueblo Mapuche, la sociedad chilena, sus instituciones y el Estado. Una convivencia herida por el desencuentro, la falta de reconocimiento y la ausencia de soluciones concordadas a los problemas estructurales que afectan a los pueblos ancestrales de este territorio.

Precisamente, por la naturaleza estructural y multifactorial que subyace al conflicto, las soluciones están lejos de ser simples, y revisten un carácter político, que excede el desarrollo de leyes, planes y programas promovidos exclusivamente desde la capital. Se requiere entablar un nuevo trato, que reconozca las deudas y repare las confianzas, un trabajo mancomunado ampliamente participativo en la búsqueda de una nueva política de Estado.

Los rectores, quienes lideran la labor de sus casas de estudio emplazadas en La Araucanía, junto la iglesia Diocesana hemos sentido la responsabilidad de hacer un llamado amplio, tanto a nuestras autoridades nacionales y locales, como a las autoridades políticas, ancestrales y espirituales del pueblo Mapuche, y a toda la sociedad civil, a buscar en forma conjunta las soluciones pacíficas que nuestro territorio necesita.

Creemos estar en un momento propicio para el diálogo, en que la ciudadanía ha dado muestras de aspirar a cambios profundos en nuestra forma de construir sociedad. Creemos que estos cambios deben ser conducidos en base a la inclusión, el respeto, la historia, la memoria y la experiencia, por lo cual sugerimos la intermediación del Centro Nansen para La Paz y el Diálogo, con sede en Noruega, para apoyarnos en la generación de una ruta de trabajo que nos acerque a los cambios que necesitamos.

Estamos contentos y agradecidos de Dios por la positiva respuesta que hemos recibido del Centro Nansen, quienes nos señalan en parte de su carta “nuestros esfuerzos para este proceso de diálogo buscaran ser participativos y culturalmente pertinentes, lo que requiere el apoyo de todas las personas, comunidades e instituciones de la región y el país”. Depositamos nuestra Fé y esperanza en el diálogo.