Acción de Gracias por la Patria
Monseñor Héctor Vargas presidió Te Deum
Focalizando su acento en el diálogo como oportunidad, monseñor Héctor Vargas Bastidas, obispo de la Diócesis San José de Temuco, presidió la celebración del Te Deum un nuevo aniversario de la Independencia Nacional.
La jornada comenzó con el sonido del instrumento ancestral, el Kul Kul, a cargo del Lonko Víctor Tralma Millapi, que se escuchó por todo el Templo Catedral de la Diócesis San José de Temuco, marcando el inició de la celebración del solemne Te Deum de Acción de Gracias por la Patria, que presidió el obispo diocesano, Monseñor Héctor Vargas Bastidas, acompañado por Vicarios, ceremonia que asistió el Gobernador Regional, Luciano Rivas, el Delegado Presidencial, Víctor Manoli, junto a otras Autoridades, Civiles, Religiosas, Militares y de Orden Público.
La ceremonia que también se transmitió por redes sociales, el Himno Nacional, fue interpretado por la Banda Instrumental del Destacamento de Montaña N° 8 Tucapel, dirigido por el Suboficial Álvaro Figueroa Ortega.
En la Liturgia de la Palabra, la primera lectura fue a cargo del Gobernador Regional, Luciano Rivas, correspondiente a la Primera Carta del Apóstol San Pablo a Timoteo. Posteriormente, tras el ingreso del Libro de los Evangelios, el diácono Dorian Canovas, hizo lectura de la Parábola del Buen Samaritano.
En la homilía, monseñor Héctor Vargas, se focalizó en el diálogo como oportunidad, instancia donde tras elevar la acción de gracias a Dios por la Patria, también ahondó por los desafíos que tenemos por delante. Fue así, que mencionó la última Carta Encíclica de Francisco, de carácter social, titulada “Todos hermanos”, texto inspirador donde señala: “Una frase que implica cultivar un corazón sin confines, sin fronteras, más allá de la nacionalidad, color, religión y procedencia Una fraternidad capaz de hacer renacer entre todos un deseo mundial de hermandad, de diálogo, donde cada uno aporta la riqueza de su diversidad. Y justamente porque nadie puede sostener o pelear la vida aisladamente, soñemos una humanidad hecha de una misma carne que todos compartimos”, palabras se presentan en la Parábola del Buen Samaritano como un ícono iluminador, capaz de poner de manifiesto la opción de fondo que necesitamos tomar para reconstruir este mundo que nos duele, expresó el obispo, manifestando que esta parábola “nos muestra con qué iniciativas se puede rehacer una comunidad a partir de hombres y mujeres que hacen propia la fragilidad de los demás, que no dejan que se erija una sociedad de exclusión, sino que se hacen prójimos, levantan y rehabilitan al caído para que el bien sea común”.
Puntualizó que “Todos tenemos responsabilidad sobre el herido que es el pueblo mismo de La Araucanía y todos los pueblos de la tierra. Para ello es importante que nuestra fe cristiana incluya de modo más directo y claro el sentido social de la existencia, la dimensión fraterna de la espiritualidad, la convicción sobre la inalienable dignidad de cada persona y las motivaciones para amar y acoger a todos y todas”.
Fue enfático en manifestar que el Papa, en reiteradas ocasiones ha invitado a desarrollar una cultura del encuentro, “De un verdadero diálogo que vaya más allá de las dialécticas que enfrentan. Porque de todos se puede aprender algo, nadie es inservible, nadie es prescindible, y el otro, sea quien sea y como sea, es siempre parte de la solución (…) Se trata de construir La Araucanía y la humanidad desde otra lógica”, diciendo que la paz real y duradera sólo es posible desde una ética global de solidaridad, cooperación, y diálogo al servicio de un futuro plasmado por la interdependencia y la corresponsabilidad entre toda la familia humana. Planteó que la Iglesia se involucra en estos temas, porque, tiene un papel público que no se agota en sus actividades de asistencia y educación, sino que procura la promoción del hombre y la fraternidad universal.
Mencionó las palabras de Eduardo Gebel Weiss, Rector de la UFRO, que dado el contexto nacional y regional, “creo que es necesario reforzar el concepto del diálogo, su desarrollo y las oportunidades que representa (…) Sin diálogo, nada es posible entre personas, organizaciones, instituciones o países. No hay conflicto ni problema que pueda resolverse sin la escucha activa por los interlocutores”.
HUMILDAD Y COMPROMISO elementos indispensables
Monseñor Vargas, continuó su homilía manifestando que para llegar a buen puerto hay pasos a seguir donde la comunicación se entrelaza, se prepara y la situación se contextualiza de manera tal, que los involucrados puedan llegar a un mutuo entendimiento, “ aunque claro está dependerá de la voluntad de los actores querer escuchar, dialogar y llegar a acuerdos (…) La franqueza y la apertura también hacen lo suyo, y hago énfasis en esto, porque estoy convencido que la buena disposición, sin perjuicio y con el buen ánimo de querer escuchar al otro -como diría Maturana- es la clave que nos hará avanzar en diversas materias. Soy un firme defensor de que una buena conversación -a pesar de su dificultad inicial- es el inicio de grandes planes, proyectos o acuerdos”, argumentando que para resolver conflictos de cualquier índole, requiere de integridad, coherencia, transparencia, empatía y valentía, solo así podremos seguir construyendo una sociedad y un país más justo, equitativo y solidario”.
Recordó las palabras de San Francisco de Asís, quien dijo “Todos hermanos”, para dirigirse a todos los hermanos y hermanas y ofrecerles una forma de vida con sabor evangélico, “Entre sus consejos quiero destacar uno, en el que invita a un amor que va más allá de las barreras de la geografía y el espacio”.
Respecto a la pandemia expresó que: “estalló inesperadamente, exponiendo nuestras falsas garantías. Más allá de las diversas respuestas dadas por los diferentes países, se hizo evidente la incapacidad para actuar juntos. A pesar de estar hiperconectados, ha habido una fragmentación que ha dificultado la solución de los problemas que nos afectan a todos(…) Deseo mucho que, en este tiempo que estamos dados a vivir, reconociendo la dignidad de toda persona humana, podamos reavivar entre todos una aspiración mundial a la fraternidad”.
Llamó que una Iglesia que forma en la libertad interior y responsable, que sabe ser creativa adentrándose en la historia y en la cultura, es también una Iglesia que sabe dialogar con el mundo, “Una comunidad que, anunciando el Evangelio del amor, hace brotar la comunión, la amistad y el diálogo entre los creyentes, entre las diferentes confesiones cristianas y entre los pueblos (…) La unidad, la comunión y el diálogo siempre son frágiles, especialmente cuando en el pasado hay una historia de dolor que ha dejado cicatrices. “Pero las heridas pueden ser accesos, aberturas que, imitando las llagas del Señor, dejan pasar la misericordia de Dios, su gracia que cambia la vida y nos transforma en agentes de paz y de reconciliación”.
LLAMADO AL DIÁLOGO como política de Estado
Monseñor Vargas, tras reconocer que hay mucho dolor e incertidumbre en nuestros territorios, expuso que “ el pasado 27 de julio, los rectores y la rectora de las universidades invitados por el obispo que habla, junto con sumarse con una gran disponibilidad, hicieron un llamado al diálogo como política de Estado (…) Hacernos cargo de los problemas estructurales e históricos, para lograr una transformación genuina de la situación actual”.
Planteó que este llamado, “el Centro Nansen para la Paz y el Diálogo, de Noruega nos colaborara. Ellos aceptaron este llamado y en forma totalmente gratuita, inician su trabajo con talleres con las universidades, ellos sugieren empezar por lo más simple y por lo que requiere más tiempo: enseñarnos a escuchar. Aquí se necesitan muchas voces, muchas conversaciones e incluir a todos (…) El Centro Nansen dice que dialogar no significa aceptar lo que es injusto. Hablar con el otro no es igual a la claudicación de nuestros ideales o derechos. Tenemos muchos dolores en nuestra región. Todos en nuestra Región merecemos ser escuchados y eso debe ser ahora”, puntualizó.
Tras las palabras de monseñor en su homilía, se efectuó la oración de Acción de Gracias, donde laicos encargados de cuatro signos se dirigieron hasta el Altar. Fue así que por el mundo político, con el signo reconocer, estuvo a cargo del Delegado Presidencial, Víctor Manoli. Por la Iglesia, con el signo Confiar, lo hizo el Vicario General, Pbro. Juan Andrés Basly. Por el Contexto Social, lo presentó María Isabel Rodríguez, representante de la Pastoral Social, bajo el concepto Servir y por el Contexto actual, el concepto Esperar, fue expresado por Helmuth Martínez.
Rogativa PUEBLO MAPUCHE
Este momento tan especial, el diácono Víctor Tralma Millapi, de la Parroquia Ntra. Sra. del Carmen de Chol-Chol y el Lonko Sebastián Canío, de la Comunidad Juan Pedro Huircan de Curaco, hicieron la rogativa de Acción de Gracias por nuestra patria y por nuestra región.
Posteriormente, el obispo tras colocar incienso en el brasero invitó a elevar el canto de alabaza del himno del Te Deum, acompañados por el coro Catedral, acto seguido por la bendición de nuestro pastor.
Esta celebración fue preparada por la Comisión Diocesana de Liturgia que dispuso en conjunto a otros equipos en este Te Deum, fue transmitida por el facebook Comunicaciones Obispado de Temuco, agradecemos al Coro y Orquesta Catedral “ Monseñor Marcos Uribe Gutiérrez”.