Diócesis de Temuco

Monseñor Héctor Vargas señaló: “fue un ejemplo de lo que debe ser un político”

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El Obispo de Temuco, Monseñor Héctor Vargas Bastidas, presidió la Eucaristía en la Catedral diocesana al atardecer del jueves 21, donde la comunidad de Temuco se adhirió a la despedida del ex Presidente de la República, Patricio Aylwin Azócar.

[dropcap]E[/dropcap]n sus palabras, señaló: “su compromiso fue clave en la gestación de los necesarios acuerdos para la transición pacífica a la democracia, en un contexto difícil y complejo Don Patricio, contando con la colaboración de amplios sectores ciudadanos, pudo poner en el centro de su administración la dignidad de la persona humana”, destacando que a él se debe el Informe Rettig, que ayudó a establecer la verdad y la justicia para muchísimos chilenos.

Nuestro Pastor, resaltó que: “Don Patricio, supo entregar a su familia los valores en que siempre creyó, entre ellos su amor a Jesucristo y su identidad creyente. A Doña Leonor, a sus hijos, nietos y familiares, a la Democracia Cristiana, expresamos nuestras condolencias y encomendamos nuestra plegaria al Dios de la vida y del consuelo”.

Añadió que “El Presidente Aylwin, luchó incansablemente por una patria justa y buena para todos, hoy nos anima la certeza de que el Señor recompensará con creces lo que con gran generosidad sembró en esta vida”.

Al respecto, Monseñor se refirió a la tarea de los fieles laicos en el mundo político, según el Papa Juan Pablo II, señalando  que: “ mediante el cumplimiento de los deberes civiles comunes, de acuerdo con su conciencia cristiana, en conformidad con los valores que son congruentes con ella, los fieles laicos desarrollan también sus tareas propias de animar cristianamente el orden temporal, respetando su naturaleza y legítima autonomía y cooperando con los demás ciudadanos según la competencia específica y bajo la propia responsabilidad”.

Además, dijo que la Iglesia es consciente de la vía de la democracia, aunque sin duda expresa mejor la participación directa de los ciudadanos en las opciones políticas, sólo se hace posible en la medida en que se funda sobre una recta concepción de la persona.

“Es por ello que no debe llamar la atención que Don Patricio, educado también en los Padres Salesianos de Valdivia, se sintiera tan identificado con los principios fundantes de la Democracia Cristiana. Creyendo encontrar en ellos los grandes principios y valores para construir una sociedad y hombres nuevos (…) se comprometió y se jugó la vida hasta el final, por hacerlos realidad en las batallas de cada día”, agregó.

Resaltó que fue un ejemplo de lo que debe ser un político que profesa con convicción y valentía la moral y la doctrina social cristiana. “Su testimonio de una fe que es capaz de transformar el mundo entero, lo manifestó no sólo en su vida y obra política, sino de manera particular en la manera de anunciarla ante la compañera que escogió como su esposa, en la hermosa familia que formó y en el modo como educó y formó a sus  hijos, todos ellos experimentaron en él, un papá y un esposo que fue un auténtico regalo de Dios”.

Finalmente, el obispo  señaló que Don Patricio “amó a su Iglesia y participó activamente de su Doctrina Social, consolidando una profunda relación de amistad y de admiración con el querido cardenal Don Raúl Silva  Henríquez, a quien en su famoso discurso en el Estadio Nacional, apenas recuperada la democracia, dirigió palabras  de reconocimiento y gratitud por la defensa de los derechos humanos que no se olvidarán(…) la fraternidad y el amor al prójimo lo caracterizaron como un buen demócrata y un buen cristiano, que el Señor le otorgue el premio reservado a los hombres justos y buenos.

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