El martes 15 de agosto, monseñor Jorge Concha Cayuqueo, en el Templo Catedral de la ciudad de Temuco celebró la Fiesta de la Solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen María, ocasión en que los consagrados y consagradas, al servicio de la iglesia, elevan su gratitud y mirada a María, por los carismas al servicio de la pastoral del caminar de la iglesia en la Diócesis San José de Temuco.
Tras la lectura del Santo Evangelio, en su homilía, el obispo nos recuerda el camino ascendente de la Santísima Virgen en el camino de la salvación y la consagración, “ La vida religiosa, busca libre y voluntariamente, hacer suya la vida propuesta por el Evangelio y que para eso se dispone mediante los tres votos tradicionales de obediencia, pobreza y castidad ”, señalando que la vida religiosa ha sido una expresión de mucho servicio para la humanidad entera donde millones de religiosas, religiosos se han destacado a lo largo de los siglos como grandes misioneros y misioneras, con la fuente de la esperanza y de alegría que es Jesucristo.
Les señaló ser Sal y Luz en la vida de sus comunidades, como Jesús pide a sus discípulos, “ Queridos hermanos y hermanas, gracias por su servicio en nuestra Diócesis y para el bien de todo el mundo, que siga siendo gozo de todo este pueblo, principalmente con la alabanza y con la oración, pero esto mismo lo pedimos no solamente para la vida religiosa sino que para todos quienes somos discípulos del Señor Jesús”. Al respecto, ahondó sus palabras al decir, “Lo único que hace la vida religiosa es tratar de esforzarse, empeñarse de vivir con más radicalidad este llamado que es para todos, todos somos bautizados, el llamado es a ser sal, a ser luz, a dar testimonio”.
También hizo eco las palabras del Papa Francisco quien nos recuerda sobre la alabanza y el servicio, que está al alcance siempre de todos y que cada uno tiene que buscar la forma, como vivirla y que siempre la alabanza será rica cuando parte del corazón. «Hay algunos que tendrán más palabras, más pensamientos, pero Dios que conoce en la alabanza simple y sencilla, esa voz y la acoge, siempre con una posibilidad que a través de ella podamos recibir muchas gracias y bendiciones”. Concluyó su mensaje al manifestar que la verdadera alabanza es obra del Espíritu Santo en el corazón y en la mente de cada uno, “Tenemos que pedir que el Espíritu nos asista, nos acompañe para que oremos verdaderamente”
Fue así, que, en este bello día, todas las comunidades parroquiales, de los decanatos de Temuco Norte y Sur, Decanato de Angol, Decanato de Victoria y Decanato de Imperial, los fieles junto a los párrocos y diáconos, elevaron su plegaria a Nuestra Madre, celebración que nos colma de esperanza y continuar confiados nuestro caminar pastoral, bajo su amparo y protección.