Diócesis de Temuco

Obispo de Temuco y el proyecto de 40 horas laborales

El debate acerca de la disminución en las horas laborales, su pertinencia en el actual escenario económico,  y posibles formas de llevarlo a cabo, nos ofrece la oportunidad de decir unas palabras. Sería bueno que en temas como éste, se hiciera el esfuerzo de abordarlo desde una mirada más integral de lo que es el valor trabajo. En esta ocasión deseamos aportar los conceptos de tiempo y tecnología.

En términos de tiempo, tema central del proyecto de ley, sabemos que la aceleración continua de los cambios y la intensificación de los ritmos de vida y trabajo, no contribuyen al desarrollo sostenible ni a mejorar la calidad de vida de las personas. Debemos dejar de pensar en el tiempo de manera fragmentada, como una simple dimensión comercial desechable y costosa. En realidad el tiempo mes un regalo de Dios, para ser recibido, apreciado y valorado, en el que podemos comenzar procesos de promoción humana, en el que podemos estar atentos a la vida que nos rodea. Es por eso que necesitamos tiempo para trabajar, y necesitamos tiempo para descansar; necesitamos tiempo para trabajar duro y tiempo para contemplar la belleza del trabajo humano y la naturaleza. Necesitamos tiempo para reducir la velocidad y comprender la importancia de estar presente en el momento, en lugar de continuar corriendo hacia el siguiente momento.

También sabemos que la tecnología, de la que recibimos tantos beneficios y oportunidades, puede evitar el desarrollo sostenible cuando se asocia con un paradigma de poder, dominación y manipulación. En el contexto actual de la cuarta revolución industrial, caracterizada por esta tecnología digital rápida y refinada, la robótica y la inteligencia artificial, el mundo necesita de mujeres y hombres con la capacidad de desafiar una mentalidad tóxica generalizada que no importa si hay degradación social o ambiental; donde no importa qué o quién se usa y desecha; donde no importa si hay trabajo infantil forzado o desempleo juvenil.

Como sociedad toda, debemos estar disponibles para sumarnos a esa mentalidad de cuidado, inclusión y verdadero desarrollo humano. Alentamos a su vez a las autoridades, al mundo público y privado y a las organizaciones que se ocupan del trabajo,  a que continúen abordando la cuestión del trabajo en toda su complejidad. ¡Necesitamos, en efecto, personas e instituciones que defiendan la dignidad de los trabajadores, la dignidad del trabajo de todos y el bienestar de la tierra, nuestro hogar común!.Sin ella, no hay trabajo.El desempleo y la inseguridad laboral a menudo están vinculados a una mentalidad económica de explotación laboral y ambiental, con una cultura tecnocrática que no coloca al ser humano en su centro, y con la falta de voluntad política para enfrentar y profundizar desde un mirada integral, el trabajo, su significado y finalidad.