Escribe: Monseñor Jorge Concha Cayuqueo, Obispo Diócesis San José de Temuco.
En el siglo X, antes de Cristo, el Señor Dios le dijo al rey Salomón: «Pídeme lo que quieras.» y el rey Salomón le respondió: Cómo me has hecho rey de un pueblo inmenso, «da a tu servidor la sabiduría y el entendimiento para gobernar con acierto a este pueblo». Al Señor le agradó la petición del rey Salomón y le dijo: «Porqué no me has pedido riquezas ni bienes, ni gloria ni la muerte de tus enemigos, ni siquiera me has pedido una larga vida, sino la sabiduría y el entendimiento para gobernar a mi pueblo, … Te doy sabiduría y entendimiento…» (2 Crónicas, 1, 10 y 12).
El gobierno de Salomón no estuvo exento de dificultades, pero se le destaca por sus grandes aciertos como gobernante y, principalmente, se le destaca por lograr con sabiduría la unidad, la paz y la prosperidad de su pueblo. La sabiduría, la inteligencia, el buen discernimiento entre el bien y el mal, son dones siempre necesarios en el corazón y en la mente de los líderes y, especialmente, de las autoridades de todos los pueblos. Y por supuesto, que no sólo para quienes tienen las más altas responsabilidades, sino que estos dones son necesarios para todos los ciudadanos.
Los creyentes debemos pedir, en todo tiempo, para que no falten en unos y en otros. En el mundo, cuando hay guerras en curso y hay serios peligros de nuevos y graves conflictos que ponen en riesgo la paz mundial e incluso la misma sobrevivencia de la humanidad; En nuestro país, donde hay conflictos que complejizan aún más nuestra convivencia social; En nuestra región, a veces, con graves y ya repetidos hechos de violencia, debemos hacer esfuerzos para orientar más decididamente las voluntades de todos, especialmente de la sociedad organizada, para buscar o allanar los caminos hacia la justicia, la paz, la unidad, la fraternidad y la prosperidad. La fe en Cristo el Señor, nos permite pedir con confianza los mismos dones que pidió a Dios el rey Salomón para todos nosotros, especialmente, para nuestros líderes y autoridades.
El mes de agosto, es el mes de la solidaridad, marcado por el testimonio y el trabajo de San Alberto Hurtado; es decir, tenemos ejemplos que nos hacen recordar que el centro de todo servicio, especialmente, el servicio público y el de la política en particular, es la persona humana, el hombre y la mujer concretos, especialmente, los aquellos que por una u otra razón van quedando en las periferias de nuestra sociedad. Necesitamos sabiduría, inteligencia para el servicio a las personas, al bien común y como expresión de solidaridad.
DOMINGO 30 DE JULIO 2023