Tras celebrar el pasado 21 de septiembre el Día del Visitador y Visitadora del 1%, el Obispo Diocesano, monseñor Héctor Vargas Bastidas, extiende su mensaje y gratitud a todos quienes son parte de esta misión y que durante este año tan marcado por la crisis de la pandemia, nos desafía a contribuir con nuestra Iglesia y su obra, haciendo eco “…A la misión, la invitación a salir de nosotros mismos por amor de Dios y del prójimo, (…) como una oportunidad para compartir, servir e interceder”.
A LOS VISITADORES Y VISITADORAS MISIONEROS DEL 1%
Queridas hermanas y hermanos en el Señor
Con motivo de la reciente celebración del Día del Visitador del 1% el pasado 21 de Septiembre, les escribo para saludarles y agradecerles muy sinceramente el abnegado y muy importante servicio misionero que prestan a la Iglesia.
En este año, marcado por los sufrimientos y desafíos causados por el Covid 19, estamos llamados a discernir lo que Dios nos está diciendo en estos tiempos de pandemia, que también se convierte en un desafío para la misión de la Iglesia. La enfermedad, el sufrimiento, el miedo, el aislamiento nos interpelan. Nos cuestiona la pobreza de los que mueren solos, de los desahuciados, de los que pierden sus empleos y salarios, de los que no tienen hogar ni comida. Y entonces la oración, mediante la cual Dios toca y mueve nuestro corazón, nos abre a las necesidades de amor, dignidad y libertad de nuestros hermanos.
La causa más profunda de los no pocos males que sufrimos, tiene su raíz en el abandono consciente de una de las dimensiones esenciales de nuestra identidad como seres humanos, es decir, la fraternidad. Por ello los pobres, antes que todo, necesitan nuestras manos para reincorporarse, nuestros corazones para sentir de nuevo el calor del afecto, nuestra presencia para superar la soledad. Sencillamente, ellos necesitan amor. Es un programa que la comunidad cristiana no puede subestimar, ya que Jesucristo se identificó primordialmente con los pobres. De esto depende que sea creíble nuestro anuncio y testimonio de discípulos.
En este contexto, la llamada a la misión, la invitación a salir de nosotros mismos por amor de Dios y del prójimo, se presenta como una oportunidad para compartir, servir e interceder. De este modo, el Señor nos pide nuestra disponibilidad personal para ser enviados en misión, así como Él, gran misionero del Padre, está siempre saliendo de sí mismo para dar vida al mundo. Es por todo esto que la pastoral social de cada parroquia, y también Caritas Temuco, están realizando varias iniciativas solidarias, llevando ayuda material y acompañamiento a algunas miles de familias que más sufren. Es en esta realidad de particular dificultad y riesgos, que reconozco también la fe, generosidad y fortaleza, de todas y todos ustedes, los visitadores del 1%, que aun así, han continuado realizando su invaluable servicio, e implementando nuevas formas para poder hacer la tarea, con los debidos resguardos sanitarios. Semejante misión permite que nuestra Iglesia diocesana y comunidades parroquiales, cuenten con medios que les permitan llevar adelante sus diversas formas de evangelización.
Que por intercesión de María Misionera, nuestro Señor les bendiga, les acompañe y compense como Él sabe hacerlo, y les haga permanecer fieles al compromiso misionero que les ha confiado.
Con afecto de Padre y Pastor, acogiéndome a su fraternal oración, les saludo con cariño.
+Héctor Vargas Bastidas, sdb
Obispo de San José de Temuco
Temuco, 30 septiembre 2020