Con la llegada de miles de peregrinos que ya durante todo el fin de semana comenzaron su devoción hasta uno de los Santuarios más grandes del sur de Chile, San Sebastián de Perquenco, se festejó un tradicional 20 de enero.
[dropcap]A[/dropcap]l alba, la parroquia Nuestra Señora de los Dolores abría sus puertas para las diez celebraciones que congregaban a devotos provenientes de muchos lugares que venían a saludar al santo milagroso, y a pedir o agradecer por el favor concedido, como expresa su sentir Ximena Chabol proveniente de Victoria que desde: “muy chica que vengo hasta aquí, vengo por una tradición de mi familia a pagar una manda y sigo la tradición, ahora encomiendo a mi hijo que viene en camino, estoy a punto de cumplir los nueve meses y vengo a encomendarme para que el parto salga todo bien y mi hijo nazca bien, y volver el 20 de marzo para presentárselo”.De igual forma Marta Toro manifiesta que “es una gran devoción para pedir que nos ayude en todo, porque nos cumple”, también como Javiera, una misionera de Los Andes por segundo año ha venido a este santuario para agradecer.
Las misas que se celebraron durante todo el día hasta el ocaso, contó, – como ya es costumbre-, el caminar con la imagen del santo por las calles de la comuna, procesión que era enaltecida con oraciones, cantos y reseñas del mártir.
Como señaló Monseñor Héctor Vargas en la prensa local, sobre esta festividad: “Una vez más, siguiendo una hermosa tradición cuyo origen se desvanece en los siglos, en este fin de semana miles de peregrinos, entre quebradas, serpenteando lechos de ríos y polvorientos senderos, desafiarán la oscuridad de la noche o el implacable sol del día, camino a los santos lugares en donde a lo largo de Chile se venera a San Sebastián. Camino a un Santuario, no exento de sacrificios físicos, de oraciones y de súplicas que se elevan al cielo en medio del agotamiento; camino de examen de conciencia, de arrepentimiento, de penitencia por las faltas y errores cometidos; camino de dolor por las angustias y sinsabores que ofrece la vida; camino de esperanza y de fe en el Dios de la Vida que nunca abandona a su pueblo; camino de gozo y de acción de gracias por la conversión alcanzada, y por tantas gracias y bendiciones recibidas por la intercesión del Santo.”
“…Conmueve que no pocos de ellos son jóvenes. Suben a buscar aquello que su mundo habitual con toda su oferta no es capaz de ofrecerles. Quizás cansados de paraísos ilusorios, tanto materialismo aplastante, violencia, hedonismo exacerbado y estilos de vida vacíos y degradantes. Quieren subir más alto, a lo más alto de su condición y dignidad humana, a lo sagrado que les revele quiénes y son y a qué están llamados en esta vida, buscando colmar su sed de verdad y trascendencia, de espiritualidad que llene su sentido y plenitud sus vidas, de un misterio que escapa a los límites de lo meramente terrenal, de infinito, de eternidad, de Dios. Anhelan descubrir en la fe de este joven mártir, iluminación para no sacrificar sus vidas a las idolatrías deshumanizantes de nuestro tiempo, y razones para ofrecer también ellos la propia existencia, jugándoselas por construir una sociedad a escala humana, amando y sirviendo como Jesucristo. “
Es así, como peregrinos con un gran compromiso llegan hasta Perquenco, tras décadas “sin fallar ni un solo día 20 de enero: ” entregan su sentir hasta la imagen en su santuario recién remozado, “…vengo hace más de 50 años, vengo siempre y junto a mi esposo Antonio Concha venimos sin fallar porque siempre el santito nos cumple”, o simplemente pedir por la protección de cada familia, como cuenta José, quien dice “ vengo a prender una velita por cada miembro de mi familia para que nos cuide y proteja siempre”.
Ante tan masiva asistencia, todo el recinto contó con el resguardo de Carabineros de la zona y personal de Conaf de La Araucanía.
Y no sólo aquí, en Lonquimay también, llegaron hasta la parroquia que lleva el nombre del santo, donde en una de la misas fue en mapudungun.
Monseñor Prudencio Contardo lleva a esta comuna la imagen del Santo
[dropcap]M[/dropcap]uchos son los que peregrinan cada 20 de Enero y Marzo a diversos pueblos que han erigido grutas o santuarios en honor de San Sebastián; joven soldado, que con valentía defendió su fe ante el emperador romano; y con generosidad y entrega sirvió a los perseguidos y encarcelados; el cual nunca debió imaginar que después de tantos siglos su memoria estaría presente en la fe de un pueblo distinto al de su origen y que a pesar de la distancia en el tiempo y espacio, nos une un mismo vínculo, nuestra fe en Jesucristo, por quien muchos en esa época entregan la vida. Todo lo cual ha consolidado la convicción de fe del pueblo de Dios, de que hay tantos que gozan en la Iglesia celeste de un lugar privilegiado por los méritos de su vida, junto al Señor, desde donde interceden por las necesidades de este pueblo que clama con amor y devoción.Pero es en el sur de nuestro país donde se hace más patente dicha devoción, siendo Yumbel uno de los lugares más concurridos por los peregrinos para pagar de diversas formas sus “mandas”, como comúnmente se le llama. Sin embargo, en nuestra Diócesis también se ha difundido con fuerza la veneración a este Santo, por ejemplo en Lonquimay, en Angol y especialmente en Perquenco, donde todos los años llegan miles de fieles de diversos pueblos de la región, incluso desde más allá de ésta, para dar gracias, como se dice comúnmente, por el “favor concedido” o para pedir la valiosa y efectiva intercesión de este amigo del Señor. El Santuario de Perquenco existe desde el año 1927, cuando Monseñor Prudencio Contardo lleva a esta comuna la imagen del Santo y que al pasar de los años fue desplegando a la comunidad local para acoger de la mejor manera a los peregrinos. Importante es recordar que dicha imagen, milagrosamente fue salvada de un incendio en la Iglesia parroquial que asoló, a su vez, a la municipalidad, al hospital, al retén de Carabineros y a la casa parroquial, hecho que viene a la memoria de mucha gente que forma parte de los antiguos parroquianos de Perquenco.
En Perquenco será en los años 70 cuando se divulgue y se haga más popular hacia los otros pueblos esta fiesta. Es también recordado que en alguna oportunidad la parroquia quedó sin la atención sacerdotal para esta fiesta, lo cual no mermó la llegada de los fieles, quienes luego de realizar su acto de piedad, depositaron su ofrenda o manda por debajo de la puerta del templo, lo cual, asombró a quienes días después, llegaron desde Temuco a abrir el templo, encontrando el dinero que la piedad de los visitantes procuraba para la mantención de la parroquia y del santuario.
(Extracto del documental “Los Santuarios, un pulmón espiritual del creyente” del Pbro. Fernando Torres Molina, Director del Departamento de Comunicaciones del Obispado de Temuco).