Su Primera Comunión fue a los diez años y según su testimonio “hasta ahí llegó su vida de fe” y prácticamente se volvió ateo, hasta que en el año 1976 a causa de un incendio, se vio totalmente afectado y volvió a la Iglesia.
Junto a su Teresa Moya, se señora por más de 50 años, se incorporaron por sus cuatro hijos (María Angélica, Javier, Carlos y Rodolfo) a la Catequesis y desde ahí nunca ha dejado a asistir a quien lo necesite.
Hoy con diez nietos, este jubilado de la Fuerza Aérea, acompaña a los enfermos de su sector y junto a su amada esposa ayudan en diversas obras sociales, como por nombrar alguna, el levantarse muy temprano para ir a buscar un número al hospital para solicitar que atiendan a un hermano que sufre. Además, participa en la Renovación Católica Carismática, donde manifiesta su encuentro personal con el Señor, “En la Palabra de Jesús, es ahí donde está la plena sabiduría, si imitamos de Él la disciplina y la humildad, esa es la suprema sabiduría y eso es para todos los que participamos en la Iglesia”.
Don Ernesto, es el delegado de la RCC ante los Movimientos Apostólicos en la Iglesia diocesana.