Más de 10 mil devotos, concurrieron este lunes 20 de marzo, hasta el Santuario más grande la Diócesis San José de Temuco, ubicado junto a la Parroquia Nuestra Señora de los Dolores en la comuna de Perquenco.
Como ya es una tradición, miles de peregrinos y fieles del Santo milagroso, llegaron desde muy temprano a este lugar de oración y recogimiento a “pagar su manda”, como cada 20 de marzo tras el tiempo de la cosecha.
El Obispo diocesano, monseñor Héctor Vargas Bastidas, acompañó a los fieles y en sus palabras resaltó la vida de este mártir y el gran amor de dar la vida por el Señor. Instó a vivir en este tiempo de Cuaresma con un corazón dispuesto y con voluntad de siempre ayudar al prójimo. San Sebastián muere por ser fiel al evangelio y es capaz de enfrentar los poderes de este mundo por su amor a Jesucristo, fundamento y verdad de su vida.
El Padre Luis Acuña, párroco de Nuestra Señora de los Dolores de Perquenco señaló “Estamos celebrando a San Sebastián, un gran testimonio tan vigente en el día de hoy y que cobra de vital importancia en nuestra sociedad actual”.
Durante toda la jornada se celebraron Eucaristías y Confesiones para los devotos. Además de la procesión con la imagen del Santo que recorrió las principales calles de esta comuna.
El Santuario de Perquenco existe desde el año 1927
Muchos son los que peregrinan cada 20 de Enero y Marzo a diversos pueblos que han erigido grutas o santuarios en honor de San Sebastián; joven soldado, que con valentía defendió su fe ante el emperador romano; y con generosidad y entrega sirvió a los perseguidos y encarcelados; el cual nunca debió imaginar que después de tantos siglos, su memoria estaría presente en la fe de un pueblo distinto al de su origen y que a pesar de la distancia en el tiempo y espacio, nos une un mismo vínculo, nuestra fe en Jesucristo, por quien muchos en esa época entregaron la vida. Todo lo cual ha consolidado la convicción de fe del pueblo de Dios, de que hay tantos que gozan en la Iglesia de un lugar privilegiado por los méritos de su vida, junto al Señor, desde donde interceden por las necesidades de este pueblo que clama con amor y devoción.
Pero es en el sur de nuestro país donde se hace más patente dicha devoción, siendo Yumbel uno de los lugares más concurridos por los peregrinos para pagar de diversas formas sus “mandas”, como comúnmente se le llama. Sin embargo, en nuestra Diócesis también se ha difundido con fuerza la veneración a este Santo, por ejemplo en Lonquimay, en Angol y, especialmente, en Perquenco, donde todos los años llegan miles de fieles de diversos pueblos de la Región, incluso desde más allá de ésta, para dar gracias, como se dice comúnmente, por el “favor concedido” o para pedir la valiosa y efectiva intercesión de este amigo del Señor. El Santuario de Perquenco existe desde el año 1927, cuando Monseñor Prudencio Contardo lleva a esta comuna la imagen del Santo y que al pasar de los años fue desplegando a la comunidad local para acoger de la mejor manera a los peregrinos.
Importante es recordar que dicha imagen, milagrosamente fue salvada de un incendio en la Iglesia parroquial que asoló, a su vez, a la municipalidad, al hospital, al retén de Carabineros y a la casa parroquial, siniestro que viene a la memoria de mucha gente que forma parte de los antiguos parroquianos de Perquenco.
En Perquenco, será en los años 70 cuando se divulgue y se haga más popular hacia los otros pueblos esta fiesta. Es también recordado que en alguna oportunidad la parroquia quedó sin la atención sacerdotal para esta fiesta, lo cual no mermó la llegada de los fieles, quienes luego de realizar su acto de piedad, depositaron su ofrenda o manda por debajo de la puerta del templo, lo cual, asombró a quienes días después, llegaron desde Temuco a abrir el templo, encontrando el dinero que la piedad de los visitantes procuraba para la mantención de la parroquia y del santuario.