Carlos Sebastián Cares Pérez, seminarista en segundo año de formación, proveniente de la parroquia Santo Tomás de Villanueva, recibió el signo de la Cruz.
“Para mí es sin duda un privilegio. Pero esto, también, conlleva un compromiso mayor de mi parte de “cargar la cruz” como nos dice el Señor, imitando como él cargo su cruz con todos los pecados del ser humano.
Para nosotros los cristianos, la Cruz se ha convertido en un emblema de la vida que Cristo nos trae, pues él con su muerte en la cruz y su resurrección, nos dio la verdadera vida y lo hizo voluntariamente por amor. Por tanto, podríamos decir que la Cruz es signo de amor, y cómo no lo podría ser?, si en ella padeció Cristo mismo. Muy bien lo dice Venancio Fortunato en uno de sus hermosos himnos “oh dulce leño de la Cruz, oh dulces clavos que sostuvieron tan dulce peso”.
Cada día veo más claramente el paso de Cristo por mi vida, siento su infinito amor por todos nosotros. Y siendo así, yo no puedo más que intentar cada día, desde mi pobreza, configurarme con su cruz de amor para ir a anunciar a Cristo a todos aquellos que no lo conocen, para que de esa forma conozcan también “la verdad en el amor”.
Por último, no puedo dejar de mencionar, que no podría haber llegado hasta estas instancias, de recibir este signo tan hermoso como lo es la Cruz, sin la oración de tantas personas que rezan constantemente por mi perseverancia y la de mis hermanos seminaristas. Les pido de corazón que sigan rezando para que cada día pueda configurarme más con la cruz del Señor, y de esta forma, el día de mañana ser el sacerdote que el Señor quiere para su pueblo y no un hombre centrado en sí mismo.
Nunca olvidemos que la cruz permanece siempre firme en la verdad y en el amor, mientras el mundo sigue cambiando y dando vueltas”.