Un nuevo aniversario de la Patria, fue celebrado con el solemne Te Deum en el Templo Catedral de la ciudad de Temuco, para “elevar al Señor su alabanza y acción de gracias por todos los beneficios concebidos a Chile”.
Monseñor Héctor Vargas, presidió celebración del Te Deum por primera vez como Obispo de Temuco y fue acompañado por un grupo de diez sacerdotes, quienes a las 10:30 horas del 18 de septiembre, ingresaron a esta celebración en procesión con un incensario, naveta, cruz y cirios, acompañados por la entonación del Coro Catedral.
La Primera Lectura que fue leída por Juan Carlos Flores, fue de la carta del apóstol San Pablo a los Filipenses, quien señaló “Nosotros tenemos nuestra patria en el cielo, y de allí esperamos al Salvador que tanto anhelamos, Cristo Jesús, el Señor”.
Luego, al ingreso del Evangeliario que portó el diácono Víctor Burgos, el Padre Luis Mellado, portó el Cirio Pascual, que simboliza a Cristo, Luz del mundo; Fue acompañado por representantes de Bomberos, Defensa Civil, Cruz Roja, Caritas Chile, Damas de Rojo y Damas de Verde, quienes trabajan por el bien de la sociedad, ingresaron portando candelas encendidas, signo de todos aquellos que han comprometido sus vidas al servicio del bien común en nuestra sociedad.
La entrada del Libro de los Evangelios, fue anunciada por el toque de clarines, tocados por integrantes del Regimiento Tucapel, para resaltar la importancia que tiene la Patria y para todos nosotros la Palabra de Dios.
Te Deum, un acto de fe
“El Evangelio nos recuerda que Cristo constituye a su rebaño como un pueblo orante, regalándonos su plegaria, asociándonos como hermanos para que junto a él nos dirijamos a Dios como Padre…”, así inició sus palabras Monseñor Héctor Vargas dirigidas a los asistentes, donde se contó con la presencia de las Autoridades del Gobierno Regional encabezada por el Intendente Andrés Molina.
El Obispo resaltó que “la fe de los cristianos, en particular, tiene como consecuencia necesaria la fraternidad, siendo una contribución para la sociedad y un don al servicio del bien común, que nos compromete vivamente a ser protagonistas de nuestro tiempo…Por ello, reunirnos en esta Iglesia Catedral para cantar el Te Deum es un acto de fe en el Padre del cielo, que nos constituye visiblemente en familia y contribuye a la vida republicana ofreciendo este espacio de encuentro”.
Se refirió también, a que “en esta oración de gratitud, emergen en nuestra memoria hechos del pasado, hacemos vivos hitos del presente y alimentamos las esperanzas que animan nuestro caminar”, donde hizo mención a los hechos que precedieron y acompañaron el 11 de septiembre, cuando las pasiones políticas e ideológicas se radicalizaron. “En este espacio de oración y fraternidad, somos provocados a revitalizar la misericordia y el perdón que brotan de un corazón creyente. Sin duda, aún debemos seguir haciendo nuevos y genuinos esfuerzos de magnanimidad y generosidad, también de arrepentimiento y de perdón para que la misericordia de Cristo habite en nuestro corazón y nos traiga la definitiva paz”.
Manifestó que “Jamás podremos construir un futuro con esperanza, si no somos capaces de dar pasos concretos y definitivos pidiendo perdón y regalando el perdón, sanando las heridas, estrechando la mano a nuestro prójimo, más allá de su color político y de su vinculación con los hechos acontecidos”.
Sobre la situación en nuestra Región del pueblo mapuche y la deuda histórica con el, señaló que “la vida no sólo es el primer y principal derecho humano, sino también sagrado, y por ello debe ser respetado desde su concepción hasta su muerte natural. Mientras tengamos esta situación de fondo pendiente, no obstante los grandes esfuerzos realizados en la zona por las autoridades y ciudadanía organizada, y que valoramos profundamente, será complejo alcanzar para la Araucanía su pleno desarrollo humano, multicultural y económico… Ni en esta, ni en ninguna circunstancia, podemos dejarnos guiar por el odio, la soberbia, la intolerancia, la falta de diálogo que provienen del mal espíritu; tampoco por los deseos de ajusticiamiento que provienen del espíritu de la venganza, para justificar la violencia como camino de la justicia”.
Monseñor Héctor, expresó a la audiencia que “Nuestro Señor… nos regala su oración invitándonos a construir, ladrillo tras ladrillo, la ciudad de Dios en medio de la ciudad de los hombres…Y esto tiene como correlato que ser ciudadanos de la tierra movidos por los valores del Reino, nos compromete con el respeto al Estado de Derecho, así como con salvaguardar el normal desarrollo institucional del país, respetando los marcos jurídicos que garantizan nuestra convivencia y nuestro desarrollo. Este es un punto central de nuestra vida nacional”.
Al referirse sobre la equidad social, dijo que “A pesar de que nuestro país sigue desarrollándose a paso veloz y como nunca en su historia, y creando riqueza, esta realidad no beneficia en idéntico crecimiento a importantes sectores de nuestra nación, que se ven perjudicados en su acceso a una educación de calidad, en las prestaciones de salud, en sus bajos sueldos, en fin, en sus condiciones de vida, en que no tienen el Pan de cada día.” A lo que plantea que, todo emprendimiento y su posterior ganancia, para que sean moralmente legítimos, han de tener desde el principio y al mismo tiempo una función social.
La Familia de hoy
El Obispo, resaltó de esta “institución fundante y articuladora de todo el tejido social” que como país debemos cuidar y proteger a la familia, “No podemos pretender una nación vigorosa, fraterna y orientada al bien común si no cuidamos, desde todas las perspectivas, a la familia y a su núcleo fundamental, cual es el matrimonio indisoluble entre un hombre y una mujer, signo y presencia del amor de Dios… “Hoy más que nunca no podemos dejar de proclamar que el bien del hombre y de la familia están entrañablemente unidos, y que el mayor bien social depende de cuánto hagamos para que esta institución esté cuidada, y sólidamente fundada. Sin la familia, se nos disuelve la sociedad”.
Finalmente, al referirse a las próximas elecciones, les planteó “queremos agradecer a todos los candidatos y candidatas, su vocación de servicio público y su anhelo de querer trabajar desde el mundo político por un Chile mejor. Les exhortamos a que la campaña se dé en un contexto de amistad cívica, de respeto por las personas y sus propuestas, en donde las energías se gasten en buscar las mejores respuestas para las necesidades de nuestra Patria y su Pueblo”.
Monseñor Héctor Vargas, al concluir invocó la intercesión de Nuestra Señora del Carmen, reina y soberana de Chile, como fiel protectora de la Patria. A lo que al terminar su homilía, ingresó una imagen de la Virgen del Carmen al Templo Catedral, la que fue portada por representantes de las FFAA, donde a continuación un conjunto folclórico y un huaso chileno le rindieron un homenaje a la Santísima Virgen.
También, representantes de la sociedad, presentaron a Dios sus súplicas, entre ellos, el Señor Intendente, quien oró por los políticos, gobernantes y legisladores. Una representante y miembro de la Pastoral Mapuche, Isolde Reuqué oró por los pueblos originarios. Un coordinador de la Pastoral Juvenil, oró por todos los jóvenes y en especial por los que fueron a la JMJ.
Otros momentos muy especiales, fue la entrega a nuestro obispo, de un presente de parte del Comandante del Regimiento de Infantería N°8 Tucapel junto a dos acompañantes, de un tallado de madera del soldado montañés, como símbolo del Regimiento. Y, de la ofrenda y rogativa de la machi Silvia Llanquileo con don Leoncio Queipul y miembros del Pueblo Mapuche, quienes rogaron por la Patria y región de La Araucanía.
Tras el cántico final, los asistentes agradecieron por esta Acción de Gracias al son del Himno Nacional acompañada por la Banda de Regimiento Tucapel..