En la columna de opinión publicada el domingo 13 de marzo, en el Diario Austral de la ciudad de Temuco, el Pbro. Juan Andrés Basly Erices, miembro del Colegio de Consultores de la Diócesis San José de Temuco, expresó en sus palabras el sentir en torno a la partida de nuestro obispo, monseñor Héctor.
¡Adiós, monseñor Vargas! ¡Adiós, señor obispo! ¡Adiós, don Héctor! ¡Adiós, padre! ¡Adiós, monseñor! ¡Adiós amigo! Las más variadas expresiones de saludo se dijeron o musitaron el miércoles recién pasado en la misa de exequias de monseñor Héctor Vargas Bastidas, obispo de la diócesis de Temuco.
Monseñor Vargas falleció este lunes 7 de marzo en la ciudad de Temuco, constituyéndose así en obispo que sostuvo la conducción de la iglesia diocesana hasta su muerte, luego de una sorpresiva, así como penosa enfermedad.
Bien dicho, ejerció hasta el fin de sus días, y lo hizo con ejemplar dedicación, comprometido con la paz, la educación y la defensa de los derechos humanos, especialmente, ejerció un rol protagónico en la causa del pueblo mapuche.
Llegó a Temuco, procedente del extremo norte chileno, donde condujo la diócesis de Arica, entre los años 2003 y 2013. Asumió la diócesis de San José de Temuco, en julio de 2013, luego de la designación del papa Francisco en mayo del mismo año. Ya en la ceremonia de Toma de Posesión en la Iglesia Catedral, monseñor Vargas reveló su impronta, y en la reflexión de la Palabra, llamó a “Salir y llevar el Evangelio y la feliz noticia de la salvación, principalmente, a aquellos que están lejos o a los que aún no reciben la Buena Nueva”.
Instó a ser misioneros, ser testimonio vivo de la fe, con un corazón sencillo y con una gran fraternidad, llamando a todos los bautizados a evangelizar y recordó que todos somos responsables de la misión de la Iglesia. Don Héctor descanse en paz.