Diócesis de Temuco

¡ APRENDER A DAR: UNA VOCACIÓN ADMIRABLE!

Escribe: Monseñor Jorge Concha Cayuqueo, Obispo Diócesis San José de Temuco.

Chile es un país altamente vulnerable a las emergencias climáticas, prueba de ello son los múltiples fenómenos meteorológicos adversos que suelen golpear a nuestra Patria, como las sequías, los incendios forestales, los aluviones y los terremotos. Ahora, apenas iniciado el invierno, un sistema frontal con lluvias torrenciales han provocado nuevamente grandes inundaciones, en gran parte  de la zona central y sur del país. Nuestra Iglesia diocesana a través de la Pastoral Social  y Cáritas, siempre atentos al mandato evangélico de amar al prójimo  y ayudarles a llevar esta pesada cruz, nuestros hermanos, nos uniremos a la campaña nacional  “por un invierno solidario”, disponiendo de mecanismos que permitan brindar ayuda rápida y eficaz ante esta contingencia, adhiriéndose así a la iniciativa de Cáritas Nacional.

Como diócesis además nos uniremos en la oración, pidiéndole  al Señor por las familias que lo han perdido todo, así manifestar  nuestra solidaridad, a estos  hermanos y hermanas que están sufriendo por esta lamentable catástrofe. Por lo tanto, necesitamos escuchar con más atención y hondura las palabras de Jesús. No quedará sin recompensa ni siquiera el vaso de agua fresca que sepamos dar a un pobre sediento. Sencillamente, “un vaso de agua fresca”: una sonrisa acogedora, una escucha sin prisas, una ayuda a levantar el ánimo decaído, un gesto de solidaridad, una visita, un signo de apoyo y amistad.

Quizás uno de los hechos más positivos y esperanzadores de nuestra sociedad es, sin duda, el crecimiento del voluntariado social. Son cada vez más las personas que han dedicado su tiempo y servicio gratuito a servir a su prójimo. Es admirable la vocación de solidaridad del pueblo de Chile. La mirada del futuro voluntario se detiene sobre el sufrimiento, la marginación de los problemas de tantas personas necesitadas de apoyo y compañía. En su corazón se despierta el deseo de “hacer algo” para aliviar el sufrimiento. El voluntario no da cosas, se da a sí mismo. Ofrece su persona, sus cualidades, su tiempo libre. En su vida hay un tiempo que es para los demás. El voluntario no busca retribución alguna, actúa movido solo por un amor desinteresado. El voluntario no trabaja de ordinario solo ni de forma esporádica. Sabe que su servicio será más eficaz, en la medida que ayudemos a llevar la cruz al hermano que sufre; y así poder aliviar el dolor humano, que se vive en estas circunstancias.

También como  Diócesis y junto a toda la comunidad diocesana, nuevamente lamentamos y expresamos  profundamente nuestro dolor por el incendio que destruyó la madrugada del viernes 30 de junio, a la capilla Santa Rosa de Lima del sector de Alto Quino y que pertenece a la parroquia San Francisco de Asís de Selva Oscura, comunidad que es víctima por tercera vez en el presente año, de una nueva destrucción de una capilla, provocando mucho pesar en la comunidad diocesana. Por eso seguimos orando por nuestra gente, nuestra tierra, invocando a San Francisco de Asís, que dijo: «Señor, hazme un instrumento de tu paz. Donde haya odio siembre yo amor; donde haya ofensa, perdón; donde hay duda, fe; donde hay desesperación, esperanza; donde haya tinieblas, luz; donde haya tristeza, alegría», por eso reiteramos el llamado a la paz y unidad, para nuestro pueblo, su gente y comunidades. ¡Que tengan un  bendecido domingo!

Columna Publicada el Domingo 02 de Julio