Diócesis de Temuco

DÍA DE ORACIÓN POR CHILE

En el último domingo de septiembre, la Iglesia nos invita a rezar por nuestro país, porque a través de la oración, entramos en contacto personal con Dios.

La oración nos muestra, que no existen barreras entre nuestro corazón y el mundo; entre la Iglesia y la sociedad; entre el altar y los campos, fábricas, oficinas, colegios: nada de lo que es humano queda fuera de Dios.

Para que un Chile fraterno y justo sea posible, necesitamos darle a Dios el lugar que se merece, el primero, en nuestro corazón y en el corazón de Chile. “Sin Dios, la realidad queda sin fundamento”.

La Patria es una misión que requiere de la gracia de Dios y la grandeza del alma generosa. Esta misión, que es única para cada hombre y mujer, para cada pueblo, no se realiza en la soledad, sino en la comunión con los otros y con Dios. El progreso anhelado por todos y para todos, es una elevación de todo el hombre hacia lo mejor, hacia aquello que late en su corazón, como un llamado permanente: la felicidad en esta vida y en la vida eterna.

Nosotros, ante Dios, ante Nuestra Madre del Cielo, ante nuestros hermanos, especialmente los más postergados, los que sufren, los olvidados, debemos recordar nuestro deber de cristianos y, con la fuerza de la oración, comprometiendo en ello nuestra vida y nuestro honor, debemos actuar: poner todas nuestras fuerzas, cada uno en el lugar que ocupa en la sociedad, para que cada hombre y mujer, niño, joven y anciano; cada enfermo; cada hermano nuestro, que sufre en su alma o en su carne, alcance la plenitud y el sentido de su vida aquí, en esta tierra; ahora, en este tiempo, que son importantes, porque en ellos nos jugamos, no solamente la alegría de esta vida, sino la bienaventuranza eterna.

Necesitamos de Dios. Como nuestros campos necesitan del sol y el agua para germinar y dar fruto, necesitamos de la gracia de Dios: sin ella, nada podemos, con ella, todo lo podemos. Como necesitamos a Dios, necesitamos a quienes puedan conducirnos a él.

Pidamos esta gracia, y todas las que necesitamos, invocando a Aquella que, nos ha sido dada como Madre y Patrona: la Santísima Virgen María, nuestra Señora del Carmen. Una madre lo es todo, para sus hijos: para los más pequeños, el consuelo y el refugio; para los mayores, fuente de dulzura y descanso; para los extraviados, confianza; para todos, la luz y el calor.

                                   Pbro. Patricio A. Muñoz C., Miembro Colegio de Consultores

Domingo 25 de Septiembre 2022